sábado, 28 de diciembre de 2013

ser feliz haciendo tu vida

"No hago cosas para ser feliz, soy feliz porque hago cosas"

25/12/2013 - 02:52
"No hago cosas para ser feliz, soy feliz porque hago cosas"
Foto: Maite Cruz
'El regal de la vida'
Dijo Teresa de Jesús: "Dábanme contento las cosas de Dios, teníanme atada las del mundo". Le pasa lo mismo a la monja Viqui Molins, santa del Raval, que da clases de refuerzo a niños (la lectura es fundamental para ella), organiza pisos de acogida para inmigrantes pobres, asiste a prostitutas desamparadas, visita a los más irredentos presos en las cárceles... ¡Y jamás juzga!, sólo acompaña y ayuda: su trabajo consiste en amar. Vive en un piso con Pilar, Ana y Pepi, otras monjas de la calle, uniendo sus pensiones (600 euros la de Viqui), "y siempre sobra, para ayudar", sonríe, feliz (viqui70@yahoo.es): explica todo lo que hace en el libro 'El regal de la vida' (Columna).
Enamorada de Jesús?
Sí, desde jovencita.

¿Qué le enamoró de Él?
Que vino a enseñarnos a amar, no a fundar religiones.

¿Qué es amar?
Vivir feliz. Amar da felicidad.

¿Para eso se hizo monja?
Y por cierto sentido de la heroicidad. ¡Pero dudé, lo pase fatal!

¿Qué le hizo dudar?
Renunciar a una pareja, al sexo, a tener hijos... Me pesó durante años, no fue fácil.

¿Tenía novio?
Sí, se llamaba Narcís, nos cogíamos de la mano... Estábamos muy enamorados.

Pero ganó Jesús.
Sí, y monté una despedida de soltera. Invité a Narcís... pero no vino. Lo entiendo.

¿Se ha arrepentido de su decisión?
No. He sido coherente y soy muy feliz, "bienaventurada": Jesús enseñó las bienaventuranzas..., pero en el noviciado me insistían en los mandamientos, ¡qué error!

¿Error?
Alejan a la gente. Y me amonestaban: "Victoria, eres seductora...". Y eso me torturaba, me encogía... ¡hasta que leí a Santa Teresa!

¿Y qué le enseñó ella?
Que somos humanos, ¡y nada de vergonzoso hay en amar y ser amado! También lo enseñó san Agustín, que dijo: "¡Ama... y haz lo que quieras!".

Si amas..., nada malo harás, está claro.
Eso es. Amo a prostitutas, asesinos, violadores... Los visito en las cárceles. Han hecho algo terrible... y no por eso dejan de ser personas. No los juzgo: los amo.

¿Amaría al asesino Miguel Ricart?
Sí. Y está bien que le sigan, ¿eh? Nunca pregunto "¿qué has hecho?". Escucho y acompaño, ayudo a encontrar lo bueno que cualquiera lleva dentro...

¿Y logra algo amando?
Crece su autoestima y a veces llegan a entender qué los llevó a abusar de otros. ¡Llevan tanta desgracia dentro...!

¿Y consigue cambiarlos?
Ni Dios puede: nos hizo libres. Sólo cada uno puede cambiarse a sí mismo, si quiere.

¿Y qué gana usted con esta vida?
No hago cosas para ser feliz, ¡soy feliz porque hago cosas! La vida, que es un regalo, ¡la lleno!: intento que sea también un regalo para otros. Mi felicidad es la entrega. Bien me lo dijo una prostituta embarazada...

¿Qué le dijo?
No se creía que hubiese renunciado a los hombres, a tener hijos... Y tras el parto me vio a su lado: "¿Por qué estás aquí?", preguntó. "¡Soy tu amiga!", le dije. Era muy ruda y lloró: "Es que había parido siempre sola... Ahora te entiendo: ¡todos somos tus hijos!".

Bien visto...
Entonces me emocioné yo. "He tenido muchos hombres, pero ahora sé que ninguno me ha querido", añadió.

¿Y nunca riñe usted a nadie?
No. A una chica le advertí que vigilase para no quedarse embarazada de un chico tras haber parido un hijo de otro que se largó... "No, no", me aseguró. Y, ¡pam!, embarazada. Jamás digo: "Ya te lo dije", sino "¿lo quieres tener?". Y sí quiso, y yo la he ayudado.

Y si hubiese preferido abortar, ¿qué?
Pues también la hubiese ayudado y acompañado en todo, por supuesto.

¿Y no la riñe su obispo, la jerarquía?
Antes me amonestaban más, pero yo les decía: "Que yo también soy iglesia, eh".

¿Se nota la llegada del papa Francisco?
Para mí es una gran esperanza: dice lo que muchos decíamos hace años... ¡Lo normal!

¿Cómo se metió en el cuarto mundo?
Primero estuve en el tercer mundo, en Nicaragua. De vuelta aquí, empecé a quitarme el hábito para bajar a la Rambla y ayudar a drogadictos enfermos de sida... Así empecé. Es mi mística, la mística de la calle.

¿Le costó?
Sí, al principio. Un día casi me colapso: bañaba y secaba a un enfermo travesti, y al vestirle, ver todos sus atributos ahí abajo... ¡Buf! Pero pensé: "Jesús ama a esta persona. ¿No voy a amarla yo también?". Y le puse sus braguitas rojas de encaje...

¿Qué ha aprendido de convivir con esos desfavorecidos?
¡De todo! Una prostituta me decía: "Paso de Dios, no me ha dado buena vida. ¡Pero sí rezo a la Virgen!, ¿eh?". Y yo le leí lo que dijo Jesús: "Las prostitutas irán por delante en el Reino de los Cielos". Y ella entonces convino conmigo, a medias: "Eso está bien... ¡pero seguro que se lo enseñó su madre!".

¿Amaría usted también a Bárcenas?
Sí, y quién sabe si devolvería el doble de lo que ha robado, como hizo aquel publicano cuando Jesús le dijo; "¡Sígueme!".

¿Qué espera ahora de la vida?
Morir feliz.

¡Aún falta! La veo muy bien.
Porque duermo muy bien y me río mucho.

¿Qué le dirá a Dios al llegar al cielo?
¿Por qué no me dejaste probar el sexo? ¿Y tener hijos...? ¡Pero estoy contenta, eh! Me ha regalado la felicidad. Y cuanto mayor me hago, más veo que estamos hechos para amar y ser amados: no hay nada más bonito.

¿Y si resultara que no hay cielo?
Haber amado aquí abajo sería suficiente.

martes, 10 de diciembre de 2013

No Te PIERDAS la VIDA que hay antes de la muerte VIVE en PLENITUD




ENFERMERA REVELA LAS DIEZ COSAS QUE LA GENTE MÁS LAMENTA EN SU LECHO DE MUERTE


Durante muchos años he trabajado en cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir. Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Estuve con ellos durante las últimas tres a doce semanas de sus vidas.
La gente madura mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad. Aprendí a nunca subestimar la capacidad de una persona para crecer.  Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como es de esperarse, la negación, el miedo, el enojo, remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Sin embargo, cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos.
Cuando se le preguntó acerca de los arrepentimientos que tenían o cualquier cosa que haría de manera diferente, los temas comunes surgieron una y otra vez . Éstos son los cinco más comunes:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.

Este fue el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños no se han cumplido. La mayoría de la gente no había cumplido aún la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las elecciones que habían hecho, o que no hicieron.
Es muy importante tratar de honrar al menos algunos de sus sueños en el camino. Desde el momento en que se pierde la salud , ya es demasiado tarde. La salud conlleva una libertad de la que muy pocos se dan cuenta, hasta que ya no la tienen.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

Esto salió de cada paciente de sexo masculino que cuidé. Se perdieron la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este pesar. Pero como la mayoría eran de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no había sido el sostén de su familia. Todos los hombres que cuidé lamentaron profundamente el haber gastado tanto sus vidas en la cinta de una existencia de trabajo.
Al simplificar su estilo de vida y tomar decisiones conscientes en el camino, es posible que no necesite los ingresos que usted cree. Y mediante la creación de más espacio en su vida, usted será más feliz y más abierto a nuevas oportunidades, otras más se compatibles a su nuevo estilo de vida.

3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Muchas personas suprimieron sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que eran realmente capaces de llegar a ser. Muchas enfermedades se desarrollan como un resultado relacionado con la amargura y el resentimiento que cargan.
No podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, aunque las personas pueden reaccionar inicialmente al cambiar la forma en que están hablando honestamente, al final se plantea la relación a un nivel completamente nuevo y más saludable. O eso, o soltar las relaciones poco saludable de su vida. De cualquier manera, usted gana.

4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

A menudo no se dan cuenta realmente de los beneficios de los viejos amigos hasta después de semanas de convalecencia, y no siempre fue posible localizarlos. Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado que amistades de oro se desvanecieran por el paso de los años. Pese a los lamentos profundos acerca de no dar a las amistades el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo pierde a sus amigos cuando está muriendo .
Es común para cualquier persona en un estilo de vida ocupado, dejar que las amistades desaparezcan. Pero cuando usted se enfrenta con su muerte de cerca, los detalles físicos de la vida desaparecen. La gente quiere tener sus asuntos financieros en orden si es posible. Pero no es el dinero o el estatus lo que tiene una verdadera importancia para ellos. Quieren poner las cosas en orden más para el beneficio de aquellos a quienes aman. Por lo general, sin embargo, están demasiado enfermos y cansados para manejar esa tarea. Al final todo se reduce al amor y las relaciones. Eso es todo lo que queda en las últimas semanas, el amor y las relaciones.

5 . Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.

Esta es una sorprendentemente común. Muchos no se dieron cuenta hasta el final de que la felicidad es una elección. Se habían quedado atrapados en patrones y hábitos antiguos. El llamado “confort” de la familiaridad desbordado en sus emociones, así como su vida física. El miedo al cambio les había hecho vivir fingiendo a los demás, y para su yo, que estaban contenidos. Cuando muy adentro, anhelaban reír de verdad y tener esa estupidez en su vida de nuevo.
Cuando usted está en su lecho de muerte, lo que los demás piensan de ti está muy lejos de tu mente. ¡Qué maravilloso es ser capaz de sonreír otra vez , mucho antes de que te estés muriendo!.
La vida es una elección. Es su vida. Elija conscientemente, elija sabiamente, elija honestamente. Elija felicidad.
6.-No haber Sonreído suficiente

7.-No haber sido lo suficientemente amable.

8.-Valorar más lo que si tenía

La Ternura y la Amabilidad una actividad poco frecuente

Las relaciones humanas no son una ciencia exacta. A menudo andamos a tientas, equivocándonos y volviéndolo a intentar con la secreta esperanza de que esta vez sea la definitiva. Sin embargo, cuando las cosas salen mal, solemos poner la culpa en el otro y nos resulta difícil reconocer nuestra cuota de responsabilidad. Por eso, en esta ocasión me gustaría referirme a determinados hábitos en la forma de comunicarnos que son bastante comunes pero que pueden arruinar una relación de pareja y dar al traste con años de amor.


Los hábitos que no tienen cabida en una relación de pareja sana y madura


1. Menospreciar lo que la otra persona siente. Una de las primeras lecciones que nos enseñan en la carrera de Psicología es a no minimizar los problemas que experimenta la persona que llega a la consulta buscando nuestra ayuda. Decirle que no es nada, que es una tontería, significa partir con el pie erróneo. ¡Porque lo que para nosotros puede ser algo insignificante, para otra persona puede ser muy importante!

Este mismo principio se aplica a las relaciones de pareja: la otra persona tiene sus sentimientos y no tenemos derecho a juzgarlos, menospreciarlos o incluso burlarnos de ellos. Por muy irracionales o absurdos que nos parezcan, debemos intentar ponernos en su lugar para comprender cómo se siente y por qué. Es normal que no compartamos algunos sentimientos con nuestra pareja porque, al fin y al cabo, somos dos personas diferentes, pero tenemos que aprender a respetar las cosas que le resultan importantes.

2. Negar un error. Reconocer un error y disculparnos nos enaltece como personas. Todos nos equivocamos y tenemos derecho a rectificar, si no lo hacemos, estamos enviando el mensaje de que la otra persona no nos importa lo suficiente. 

En una relación de pareja, negarnos a reconocer un error solo puede empeorar el estado de las cosas. A menudo, los dos amantes se convierten en contrincantes espada en mano, dispuestos a batirse en duelo por defender su honor. Cuando este problema se repite con cierta frecuencia, termina desgastando la relación y provocando continuas peleas. Recuerda que un “lo siento” de corazón puede prevenir estos problemas.

3. Hablar de manera sarcástica. Hay personas que usan el sarcasmo como un mecanismo de defensa, para no demostrar lo vulnerables que son. En realidad, se trata de una estrategia errónea porque el sarcasmo siempre transmite desprecio e infravaloración. Por tanto, es uno de los errores que debemos evitar a toda costa en una relación de pareja.

Si no estás dispuesto a demostrar tus debilidades y a abrirte desde el punto de vista emocional con tu pareja es porque algo falla, y el sarcasmo es la voz de alarma que lo indica.

4. Aplazar indefinidamente las discusiones. Cuando la otra persona está muy nerviosa, tensa o irritada, es mejor aplazar las discusiones de pareja. Sin embargo, esta no debe ser la norma y, sobre todo, no se debe apostar por esta estrategia volviendo la espalda y dando un portazo.

Los problemas de pareja se deben hablar, de otra forma, solo se amontonan y minan la relación. Si notas que tu pareja no tiene el estado de ánimo adecuado para discutir, pídele amablemente postergar la conversación para otro momento pero no la dejes con la palabra en la boca porque así solo le estarás diciendo que no te importa lo que tiene que decirte.

5. Realizar gestos de hastío. Nuestra comunicación extraverbal comunica mucho más que nuestras palabras. A menudo no nos damos cuenta pero emitimos muchísimas señales que le indican a nuestra pareja nuestro estado de ánimo y lo que estamos sintiendo y pensando en ese momento. No se trata de que te conviertas en un psicólogo experto en microexpresiones pero sería de gran ayuda que controlases esos gestos que tu pareja te ha señalado en varias ocasiones diciéndote que le molestan.

domingo, 8 de diciembre de 2013

La Importancia de La Inteligencia Emocional

Inteligencia emocional (Daniel Goleman)

La inteligencia emocional nos permite:
  • Tomar conciencia de nuestras emociones.
  • Comprender los sentimientos de los demás.
  • Tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.
  • Acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo.
  • Adoptar una actitud empática y social que nos brindara mayores posibilidades de desarrollo personal
La Inteligencia Emocional
 -Pensamiento Positivo
 -Nos Juntamos
 -Intensidad
 -Cual es nuestro objetivo
 -Identidad de objetivos

La Inteligencia Emocional

  Es la Energía y las Habilidades que podemos desarrollar para lograr bienestar.

La Inteligencia EMOCIONAL tiene mucho que ver con lo que llamo INTELIGENCIA del CORAZÓN

  Que es además ponerle el Corazón a estas habilidades.
 Hay que desarrollar habilidades emocionales que Goleman y otros han enumerdado.

Y a todo ello hay que añadir el corazón.