Que el corazón tiene cerebro es una
metáfora, ¿no?
No. Se ha descubierto que el corazón contiene un
sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y
una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de
apoyo.
¿Es inteligente?
Gracias a esos circuitos tan elaborados,
parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción
independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso
percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia
el cerebro de la cabeza.
Primera...
La comunicación
neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más
información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa
propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las
circunstancias.
¿Significa eso que el corazón puede influir en
nuestra manera de pensar?Puede influir en nuestra percepción de la
realidad y por tanto en nuestras reacciones.
Segunda
conexión...
La información bioquímica mediante hormonas y
neurotransmisores. Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura
el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir
la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se
conoce como hormona del amor.
Tercera...
La
comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del
ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto
del cuerpo.
Cuarta...
La comunicación energética: el
campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del
cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia
en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se
vuelve caótico.
¿Y se ordena con las emociones
positivas?
Sí. Y sabemos que el campo magnético del corazón se
extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los
que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro
corazón.
¿A qué conclusiones nos llevan estos
descubrimientos?
El circuito del cerebro del corazón es el primero
en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿ No será
este nuevo circuito un paso más en la evolución
humana?
¿...?
Hay dos clases de variación de la
frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa
forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y
generosos. La otra es desordenada, con ondas
incoherentes.
¿Aparece con las emociones
negativas?
Sí, con el miedo, la ira o la desconfianza. Pero hay más:
las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es
decir, que el corazón arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del
corazón no es una emoción, es un estado de conciencia
inteligente.
...
Ya ve, el cerebro del corazón activa
en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos
que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo
circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato,
instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta de la
realidad.
Parece ciencia ficción.
Está demostrado que
cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia
biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia
superior que se activa a través de las emociones positivas.
Pues
parece que nadie lo utilice...
Es un potencial no activado, pero
empieza a estar accesible para un gran número de personas.
¿Y
cómo puedo activar ese circuito?
Cultivando las cualidades del
corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la
cooperación, la aceptación de las diferencias, el
coraje...
¿Santos las 24 horas?
Es la práctica de
pensamientos y emociones positivas. En esencia, liberarse del espíritu de
separación y de los tres mecanismos primarios: el miedo, el deseo y el ansia de
dominio, mecanismos que están anclados profundamente en el ser humano porque nos
han servido para sobrevivir millones de años.
¿Y cómo nos
libramos de ellos?
Tomando la posición de testigos, observando
nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, y escogiendo las emociones que
nos pueden hacer sentir bien. Debemos aprender a confiar en la intuición y
reconocer que el verdadero origen de nuestras reacciones emocionales no está en
lo que ocurre en el exterior, sino en nuestro
interior.
Ya.
Cultive el silencio, contacte con la
naturaleza, viva periodos de soledad, medite, contemple, cuide su entorno
vibratorio, trabaje en grupo, viva con sencillez. Y pregunte a su corazón cuando
no sepa qué hacer.
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