D. Mc Gregor, R. Stogdill, E. Ghiselli, R. Blake, J. S. Mouton, P. Hersey, K. Blanchard, G. Graen, W. Bennis, C. Levicki, F. Fiedler, K. Lewin, H. Landolfi, H. Mintzberg, R. Daft, R. House, R. Likert, S. Covey o S. Robbins no suponen ni el 10% de todos los autores que se han centrado en el estudio del liderazgo.
Ser un líder es cuestión de aptitud y de actitud. Especialmente de actitud. No se puede ser un poco líder, igual que no se puede estar un poco embarazada. Pero, ¿qué es un líder? Esencialmente, un líder es aquella persona que sabe gestionar el cambio. Expone una visión y alinea a las personas para alcanzarla. No hay líderes en la administración de la rutina, surgen ante la necesidad de cambio: desde Gandhi a Obama.
Pep Guardiola tuvo en sus manos el reto de gestionar un gran cambio: de jugadores (Deco, Ronaldinho, Eto’o), de rutinas (sin concentraciones, desplazamientos el mismo día, comer todos juntos, entrenar en la Ciudad Deportiva), de comportamiento (prohibido el victimismo, la crítica a los árbitros), relación con los jugadores (videos motivacionales antes de las finales), relación con la prensa (ninguna entrevista personal, solamente ruedas de prensa)… ¡incluso cambió de posición a Messi!
¿Y cómo lo consiguió? ¿Cuál fue su exitoso modelo? Ahí va, tomad nota los futuros líderes: trazando el camino a seguir, invirtiendo tiempo en conocer a las personas con las que había que llegar hasta allí, dedicándose a explicar por qué seguir ese camino siempre que tenía ocasión, en el día a día, porque el liderazgo es un deporte de contacto; tanto por la vía racional como emocional, actuando con coherencia, mostrando un trato justo, dando ejemplo sin excepción y, por encima de todo, poniéndose al servicio de su equipo. Porque para liderar, hay que servir.
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