lunes, 6 de febrero de 2012

Austeridad Emocional: La disciplina de la Felicidad

AUSTERIDAD EMOCIONAL

La austeridad emocional
La simplicidad
El error de querer más
Evitar la codicia emocional
La tercera vía
La tolerancia
La amabilidad
La alegría
No tener necesidad de destacar
No tener necesidad de tener razón
Se impecable con tus palabras
No des nada por supuesto
Sin duda lo más revolucionario hoy es conservar la alegría.
En el epicentro de la crisis del 2012 algo hemos de hacer para sacarnos de donde nos han metido. Una serie de políticos que se lo tienen que caer mirar.
En la sociedad en que vivimos queda mucho residuo de lo que se nos enseño de imposición.
La sociedad catalana es una sociedad en la que ha habido mucho enfrentamiento.
Bastante codicia emocional.
Es quizás un mal del mundo moderno en el que vivimos.
De falta de valores en donde la austeridad ha sido desplazado como valor.
La devoción al dios de la apariencia y el dinero han desatado una epidemia de ansiedad y de infelicidad.
Hemos sido devoradores de imagen y de estatus y nos hemos olvidado que la felicidad la hemos de buscar de buscar en el interior de nosotros mismos y en transformarnos en mejores personas hay mucho camino que recorrer para hacer de nosotros mejores personas más alegres y más empáticas.
La codicia y falta de austeridad emocional hace que nos centremos en actividades equivocadas que no van a cercarnos a ser mejores personas y a hacer un mundo mejor.
La Codicia solo pone de manifiesto nuestras carencias personales, que de alguna manera intentamos esconder errando el foco de buscar la felicidad en donde verdaderamente se encuentra.
Hemos de ser fuertes para descubrir que la felicidad no es nada de aparentar y está mucho más relacionada con la austeridad emocional de las bienaventuranzas, la humildad y la tolerancia.
En lo simple y lo sencillo tanto la sencillez interior que algunos han llamado de corazón en no tener que sostener ni nuestra razón ni nuestra importancia.
La codicia emocional nos puede hacer caer en la insatisfacción permanente de casi nunca estar conforme de siempre estar insatisfecho. De depender nuestra felicidad no de lo poco sino de la opinión de los demás.
Los chavales pequeños viven un poco en la cultura de que el que más tiene es mas güais está más en la honda. La cultura del tener esta a esas edades más arraigada que la cultura del ser. Se fijan en lo que tienen y en la cultura de la marca que va a llevar a la insatisfacción.
Las personas mayores tardan en comunicar que la cultura del tener es la cultura errónea.
Y sin darse cuenta los chicos jóvenes se instalan en la cultura del tener en la falta de austeridad emocional que se concreta en unas botas mejores de futbol en una ropa mejor en estar más guapa en tener un dispositivo de la última. La codicia emocional y la cultura del tener.
Es una realidad que no somos mejores por acumular más poder ni más dinero.
Y sí lo somos por aprender a mejorarnos a nosotros, por luchar por ser más humildes por trabajar por ser más austeros, por aprender a escuchar más y mejor a los demás. Por ser más amables y dulces.
La codicia centra nuestra atención en lo que pasa fuera. Y lo que tenemos que hacer es evitar el malestar y el conflicto. El materialismo y la ambición desmesurada así como la apariencia y la falta de naturalidad no son compañeros más adecuados de viaje.
La cultura de la codicia emocional deja a un lado actividades que nos pueden ayudar a disfrutar de la sonrisa del optimismo de las cosas pequeñas de la amistad del amor.
Es importante aprender a sacar lo bueno de lo poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario