viernes, 1 de julio de 2011

Respalda a Tu Superiores

Las 48 LEYES del PODER UN MANUAL DE LAS ARTES DEL ENGA O � Autor GREENE ROBERT LEY No. 1 NO ECLIPSAR a NUESTROS SUPERIORES Hay que hacer que los que est n por encima de uno se sientan lo suficientemente � superiores. Aunque uno tenga deseos de complacerles o impresionarles, no hay que pasarse al demostrar las habilidades propias porque provocan el efecto contrario -inspirar miedo e inseguridad-. Si conseguimos que nuestros jefes parezcan m s
� brillantes de lo que son, llegaremos a las cimas del poder. LEY NO. 2 NO CONFIAR DEMASIADO EN LOS AMIGOS Y SABER UTILIZAR A LOS ENEMIGOS No hay que fiarse nunca de los amigos -le traicionan a uno con mayor rapidez, porque sienten envidia con facilidad-. Tambi n se convierten en unos mimados � tir nicos. Pero si se contrata a un antiguo enemigo ser m s leal que un amigo, � � � porque tiene m s que demostrar. De hecho, hay mucho m s que temer de los amigos � � que de los enemigos. Si no se tienen enemigos, hay que encontrar la forma de granje rselos. � LEY No. 3 OCULTAR las INTENCIONES No debemos revelar nunca el objetivo detr s de nuestras acciones para mantener a � la gente desconcertada y desinformada. Si no tienen ni idea de cu les son nuestras � intenciones, no pueden preparar una defensa. Hay que llevarles lo bastante lejos por el camino equivocado, envolverlos en humo, y para cuando se den cuenta de lo que nos proponemos ser demasiado tarde.
� LEY No. 4 DECIR MENOS de lo NECESARIO Si se intenta impresionar a la gente con palabras, cuanto m s se dice, m s � � ordinario se parece y menos se controla la situaci n. Incluso si se est diciendo � � algo banal, parecer original si se expresa de una forma vaga, abierta y con � aspecto de esfinge. La gente poderosa impresiona e intimida diciendo poco. Cuanto m s se dice, m s posibilidades hay de soltar una tonter a. � � � LEY No. 5 DEFENDER la REPUTACI N con la VIDA (MUCHAS COSAS DEPENDEN de ELLA) � La reputaci n es la piedra angular del poder. S lo a trav s de la reputaci n se � � � � puede intimidar y ganar; una vez que se pierde, sin embargo, uno se vuelve vulnerable y blanco de ataques por todos los lados. La reputaci n debe ser algo � inexpugnable. Siempre hay que estar alerta ante la posibilidad de un ataque, para
defenderse antes de que ocurra. Mientras, hay que saber destruir al enemigo
minando su propia reputaci n. Luego hay que tomar distancia y dejar que la opini n

� � p blica les lleve a la horca. �
LEY No. 6 LLAMAR la ATENCI N a TODA COSTA � Todo se juzga por la apariencia; lo que no se ve no tiene valor. Por lo tanto, no
es bueno perderse entre la muchedumbre ni quedar en el olvido. Hay que destacar.
Llamar la atenci n a toda costa. Hay que convertirse en un im n que atrae la

� � atenci n porque parece m s grande, m s colorido, m s misterioso que las masas � � � � t midas y blandas. � LEY No. 7 CONSEGUIR que OTROS HAGAN el TRABAJO y LLEVARSE el M RITO � Hay que utilizar la sabidur a, el conocimiento y el trabajo de los dem s en � � beneficio propio. Este apoyo no s lo ahorra tiempo y energ a, sino que produce un � � aura divina de eficacia y rapidez. Al final los ayudantes quedar n en el olvido y � nosotros seremos recordados. Nunca debemos hacer nada que puedan hacer los dem s � por nosotros. LEY No. 8 HACER que los DEM S VENGAN a UNO (PONIENDO un CEBO SI es NECESARIO) � Si obligamos a los dem s a actuar, se tiene el control. Siempre es mejor hacer � que nuestro oponente venga hacia nosotros y que abandone sus propios planes en el camino. Hay que atraerle con ricas ganancias, y luego atacar. Nosotros tenemos las cartas.
LEY No. 9 GANAR a TRAV S de la ACCI N, NUNCA de la DISCUSI N. � � � Cualquier triunfo moment neo obtenido por una discusi n no es m s que una � � � victoria p rrica: el resentimiento y la animadversi n que se crean son m s fuertes � � � y duraderas que cualquier cambio moment neo de parecer. Tiene mucho m s poder � � hacer que los dem s cambien de opini n a trav s de las acciones, sin decir una � � � palabra. Hay que demostrar, no explicar, de la misma manera. Si se enga a o se � manipula a determinadas personas, pasar n el resto de su vida buscando venganza. � Son lobos vestidos con la piel de oveja. Por lo tanto, es necesario elegir bien las v ctimas y los oponentes: nunca se debe ofender o enga ar a la persona � � equivocada. LEY No. 10 EVITE A LOS PERDEDORES Y LOS DESDICHADOS. La desdicha de los dem s puede conducirlo a la muerte: los estados de nimo son � � tan contagiosos y t xicos como una enfermedad infecciosa. A menudo, los perdedores � son los art fices de su propia desgracia y terminan por transmitirla a quien �
quiere ayudarlos. Ev telos y, en cambio, frecuente a individuos ganadores y � felices. LEY No. 11 HAGA QUE LA GENTE DEPENDA DE USTED. Para mantener su independencia, es indispensable que los dem s lo necesiten. � Cuando m s conf en y dependan de usted, tanta m s libertad tendr . Haga que la � � � � gente dependa de usted para lograr su felicidad y prosperidad, y no tendr nada � que temer. Haga que la gente dependa de usted. Ganar m s con tal dependencia que con la � � � cortes a. Quien ha saciado su sed de inmediato le vuelve la espalda a la fuente, � pues ya no la necesita. Cuando la dependencia desaparece, tambi n desaparece toda � educaci n y despu s el respeto. La primera lecci n que la experiencia deber a � � � � ense arnos es la de mantener la esperanza viva pero nunca satisfecha, de modo que � hasta un amo soberano nos necesite siempre. (Baltasar Graci n, 1601-1658) � � Una advertencia: no piense que, por depender de usted, su jefe lo querr . Por el � contrario, lo m s probable es que lo odie y le tema. Pero, como dijo Maquiavelo, � es mejor ser temido que amado. El temor es algo que se puede controlar, mientras que el amor es incontrolable. Depender de una emoci n tan sutil y cambiante como � el amor o la amistad s lo le generar inseguridad. M s vale que la gente dependa � � � de usted por temor a las consecuencias de perderlo, que por el placer de su compa a. �� LEY No. 12
UTILICE LA FRANQUEZA Y LA GENEROSIDAD EN FORMA SELECTIVA.
Un gesto sincero y honesto compensar docenas de actitudes dictadas por la

� hipocres a y la falsedad. El gesto de franca y honesta generosidad hace bajar la � guardia aun al individuo m s desconfiado. � LEY No. 13 CUANDO PIDA AYUDA, NO APELE A LA COMPASI N O A LA GRATITUD DE LA GENTE, SINO A SU � PROPIO INTER S. � Si necesita recurrir a la ayuda de un aliado, no se moleste en recordarle el
apoyo que usted le dio en el pasado, o sus buenas acciones. Lo pasado se ignora o
se olvida. Si, en cambio, al formular su pedido de colaboraci n usted muestra

� elementos que beneficiar n a la otra persona y hace gran hincapi en ellos, � � responder con entusiasmo a su solicitud, al detectar el beneficio que podr � � obtener. LEY No. 14 PRACTIQUE EL ESPIONAJE.
Es de fundamental importancia saberlo todo sobre su rival. Utilice esp as para � reunir informaci n valiosa que le permita mantener siempre una ventaja sobre l. Y � � mejor a n: haga usted mismo de esp a. Aprenda a sondear con cuidado a la gente en � � corteses encuentros sociales. Formule preguntas indirectas para lograr que el otro revele sus intenciones y sus debilidades. Toda ocasi n es buena para ejercer el � arte del espionaje. La raz n de que un soberano brillante y un sabio general conquisten al enemigo � � adondequiera que vayan, y de que sus logros sobrepasen a los del hombre com n, es � su conocimiento previo de la situaci n del enemigo. Ese "conocimiento previo" no � pude obtenerse de los esp ritus ni de los dioses, ni por analog a con hechos del � � pasado ni mediante c lculos astrol gicos. Siempre debe obtenerse de hombres que � � conocen la situaci n del enemigo: de los esp as. (Sun-tzu, El arte de la guerra, � � � siglo IV a. C.) En el mbito del poder, su objetivo es ejercer un cierto grado de control sobre � los hechos futuros. La informaci n es fundamental para ejercer el poder, pero, as � � como usted esp a a los dem s, debe saber que los dem s lo espiar n a usted. Una de � � � � las armas m s poderosas en la lucha por la informaci n es, por lo tanto, la de � � suministrar informaci n falsa. "La verdad es algo tan precioso que siempre deber a � � estar custodiada por un s quito de mentiras". � LEY No. 15 ELIMINE POR COMPLETO A SU ENEMIGO. Empezando por Mois s, todos los grandes l deres de la historia sab an que era � � � necesario aplastar por completo al enemigo al que tem an. Si se deja encendida una � sola brasa, por muy d bil que sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a � desencadenarse un incendio. Se ha perdido m s por una aniquilaci n a medias que � � por una exterminaci n total: el enemigo se recuperar y buscar venganza. � � � Destr yalo por completo. � Debe notarse, pues, que a los hombres hay que halagarlos, o de lo contrario � aniquilarlos; se vengar n por peque as injurias pero no podr n hacerlo por las � � � grandes; la herida que inflijamos a un hombre debe ser, pues, tan grande que no tengamos necesidad de temer su venganza. (Nicol s Maquiavelo, 1469-1527) � � El enemigo debe ser exterminado, aplastado y privado de toda oportunidad de volver y perseguirnos. Esto vale tanto m s cuando se trata de un amigo que se ha � convertido en enemigo. La norma de "aplastar al enemigo" es tan vieja como la Biblia. Puede que el primero en ponerla en pr ctica haya sido Mois s, quien la aprendi de Dios, cuando � � � l separ las aguas del mar Rojo para que los jud os pudiesen pasar y luego volvi � � � � a cerrarlas sobre los egipcios que los persegu an, de modo que "no escap uno � � solo". Cuando Mois s baj del monte Sina con los Diez Mandamientos y vio que su � � � pueblo adoraba al Becerro de Oro, hizo degollar hasta al ltimo de los � transgresores. Y, ya en su lecho de muerte, dijo a sus seguidores, que por fin
iban a entrar en la Tierra Prometida, que cuando hubieran derrotado a las tribus
de Can n deb an "destruirlas por completo... no hacer trato con ellos ni tenerles

� � clemencia". LEY No. 16 UTILICE LA AUSENCIA PARA INCREMENTAR EL PODER.
Demasiada oferta reduce el precio: cuanto m s lo vean y oigan, tanto menos � necesario lo considerar n los dem s. Si ya ha afirmado su posici n dentro de un � � � grupo determinado, un alejamiento temporal har que hablen m s de usted, e incluso � � que lo admiren. Deber aprender cu ndo alejarse. Recuerde que la escasez de un � � recurso incrementa su valor. Todo en el mundo depende de la ausencia y de la presencia. Una presencia fuerte llamar la atenci n sobre usted, dado que brillar m s que quienes lo rodean. � � � � Pero, inevitablemente, se llega a un punto en que el exceso de presencia produce el efecto contrario: cuanto m s usted sea visto y m s se hable de usted, tanto m s � � � se ir degradando su valor. Usted se convierte en costumbre. Por m s que procure � � ser diferente, sutilmente y sin saber por qu , la gente empezar a respetarlo cada � � vez menos. Tiene que aprender a retirarse en el momento adecuado, antes de que los dem s lo aparten. � Esta ley s lo es aplicable cuando se ha alcanzado un cierto nivel de poder. La � necesidad de retirarse s lo aparece despu s de que usted haya establecido su � � presencia. Si usted se va demasiado pronto, es decir, antes de haber obtenido la cuota necesaria de poder y respeto, simplemente ser olvidado. � Nunca se debe salir de escena en tiempos de conmociones y turbulencias, pues la ausencia puede simbolizar y provocar una p rdida de poder. Tentar a los enemigos � para que se alejen de la corte en el momento cr tico es una estrategia grandiosa. � "El amor nunca se muere de hambre, pero s de indigesti n". Nin n de Lenclos. � � � LEY No. 17 MANEJE EL ARTE DE LO IMPREDECIBLE. El ser humano es hijo del h bito y tiene una necesidad insaciable de sentirse � familiarizado con las actitudes de quienes lo rodean. Si usted se muestra predecible, confiere a los dem s la sensaci n de tener cierto control sobre usted. � � Invierta los papeles: mu strese deliberadamente impredecible. Las actitudes que en � apariencia carecen de coherencia o prop sito desconcertar n a los dem s, que se � � � agotar n tratando de explicarse sus movimientos y acciones. � Una advertencia: A veces la impredecibilidad puede volverse contra usted, sobre todo si se encuentra en una posici n de subordinado. En ciertas ocasiones es mejor � dejar que la gente que lo rodea se sienta c moda y segura, antes que movilizarla y � desconcertarla. Demasiada impredecibilidad puede considerarse una se al de � indecisi n o algo mucho m s grave un problema ps quico. Los esquemas son un arma � � � � � poderosa y pueden aterrar a la gente si se los rompe. Ese tipo de poder deber� utilizarse con mucha prudencia. LEY No. 18 NO SE A SLE � El mundo es un sitio peligroso y los enemigos acechan por doquier; todos necesitan protegerse. Una fortaleza se presenta como la alternativa m s segura. Pero el � aislamiento lo expone m s de lo que lo protege de los peligros que lo rodean, ya � que lo a sla de informaci n valiosa y lo destaca como un blanco f cil para los � � � dem s. Es mucho m s seguro circular, mezclarse entre la gente y buscar aliados. La � � multitud lo protege de sus enemigos.
Ret rese a su fortaleza y perder el contacto con las fuentes de su poder. Ya no � � se enterar de lo que sucede a su alrededor y perder el sentido de toda � � proporci n. En lugar de estar m s seguro, se apartar del conocimiento del cual � � � depende su propia vida. Nunca se aleje tanto de las calles como para no escuchar lo que sucede a su alrededor o advertir las conspiraciones en su contra. Esta ley se aplica a quienes se mueven en los m s altos niveles del poder: en el � momento en que pierda contacto con su gente y busque la seguridad en el aislamiento, se gestar rebeli n. Nunca se crea tan elevado como para poder darse � � el lujo de aislarse, ni siquiera de los niveles m s bajos. Al retirarse a una � fortaleza, se convierte en blanco f cil para sus s bditos conspiradores, que ven � � su aislamiento como un insulto y un motivo de rebeli n. � Un pr ncipe bueno y sabio, deseoso de conservar ese car cter y ansioso por evitar � � dar a sus hijos la oportunidad de convertirse en opresores, nunca habr de � construir una fortaleza. As sus hijos depositar n su confianza en la buena � � voluntad de los s bditos, y no en la fortaleza de una ciudadela. (Nicol s � � Maquiavelo, 1469-1527) Como recurso temporal, el aislamiento pude ayudar a obtener cierta perspectiva. Muchos pensadores serios han comenzado su obra en prisi n, donde no hay nada que � hacer, salvo pensar. LEY No. 19 ELIJA A SUS ENEMIGOS. En el mundo hay muchas clases de personas diferentes, y usted no puede suponer que todos reaccionar n de la misma manera frente a su conducta. Hay ciertas personas � que, si se sienten manipuladas o enga adas por usted, pasar n el resto de su vida � � procurando vengarse. Ser n, desde el momento de la ofensa, lobos con piel de � cordero. Elija con cuidado a sus contrincantes y nunca convierta en enemigo a la persona equivocada. La habilidad de evaluar a la gente y saber con qui n se est tratando es una de � � las artes m s importantes en el proceso de alcanzar y conservar el poder. Nunca � suponga que la persona con la que est tratando es m s d bil o menos importante � � � que usted. Nunca conf e en las apariencias. Alguien que hoy parece una persona � carente de importancia y medios ma ana puede llegar a poseer gran poder e � influencia. Un insulto es algo muy dif cil de olvidar. No se gana nada con insultar a alguien � sin necesidad. Tr guese su impulso de ofender, aunque la otra persona parezca � d bil e inofensiva. La satisfacci n que la ofensa le dar es muy poca comparada � � � con el riesgo de que alg n d a el otro se halle en una posici n desde la cual � � � podr a hacerle mucho da o. � � Conv nzase de que no hay persona tan insignificante que no pueda tener, en un � momento u otro, el poder de resultarle de utilidad; lo cual por cierto no har si � usted le ha mostrado su desprecio. Los errores suelen perdonarse, pero el
desprecio nunca. Nuestro orgullo lo recuerda para siempre. (Lord Chesterfield,
1694-1773)

LEY No. 20
NO COMPROMETERSE con NADIE. Es idiota el que se apresura a tomar partido. No se debe estar a favor de otra causa que no sea la propia. Si se mantiene la independencia, se llegar a mandar � sobre los dem s -poniendo a unos en contra de los otros-, haci ndoles ir tras ese � � poder. LEY No. 21 HACERSE el INGENUO para COGER a un INGENUO, PARECER M S TONTO que la V CTIMA. � � A nadie le gusta sentirse m s tonto que el de al lado. El truco, por lo tanto, es � hacer que las v ctimas se sientan inteligentes -y no s lo eso, sino m s � � � inteligentes que nosotros-. Una vez que est n convencidas de sto, no sospechar n � � � que tenemos motivos ocultos. LEY No. 22 UTILIZAR la T CTICA de la RENDICI N: � � CONVERTIR la DEBILIDAD en PODER. Cuando se est en la posici n m s d bil, nunca se debe luchar por el honor; hay � � � � que capitular. La rendici n da tiempo para recuperarse, tiempo para atormentar e � irritar al vencedor, tiempo para esperar a que su poder decaiga. No hay que darle la satisfacci n de luchar y vencer: Es mejor rendirse primero. Ofrecer la otra � mejilla enfurece y desestabiliza al enemigo. Hay que convertir la rendici n en un � instrumento de poder. LEY No. 23
CONCENTRAR la FUERZA
Hay que conservar la fuerza y la energ a a base de concentrarlas en su punto m s

� � fuerte. Se gana m s encontrando una mina rica y escavando m s profundo, que � � pasando de una mina vac a a otra: la intensidad siempre vence a la extensi n. � � Cuando buscamos fuentes de poder para elevarnos, tenemos que encontrar un patr n, � la vaca gorda que nos dar leche durante mucho tiempo. � LEY No. 24
HACERSE PASAR por el PERFECTO CORTESANO
El cortesano perfecto prospera en un mundo en el que todo gira alrededor del poder
y la destreza pol tica. Domina el arte de la indirecta, adula, cede ante sus

� superiores y ejerce su poder sobre otros de la forma m s oblicua y educada. Si � aprendemos y aplicamos las leyes del cortesano, no habr l mite para nuestra � � escalada en la corte. LEY No. 25 CREARSE una NUEVA IMAGEN
No hay que aceptar los papeles que la sociedad impone. Hay que forjar una nueva
identidad, que exija la atenci n y que nunca aburra a la audiencia. Hay que ser


due o de la propia imagen en lugar de dejar que otros la definan para uno. � Incorporar recursos dram ticos en los gestos y las acciones p blicas realza el � � propio poder y hace que su car cter tenga una extraordinaria amplitud. � LEY No. 26
MANTENER las MANOS LIMPIAS
Hay que parecer un ejemplo de civismo y eficiencia: las manos nunca deben verse
contaminadas por equivocaciones o malas acciones. Hay que mantener una apariencia
inmaculada y utilizar a otros como chivos expiatorios y cabezas de turco para
ocultar la propia implicaci n.

� LEY No. 27
APROVECHARSE de la NECESIDAD que TIENE la GENTE de CREER en ALGO para CONSEGUIR
ADEPTOS.

La gente tiene un abrumador deseo de creer en algo. Hay que convertirse en el
punto de referencia de semejante deseo ofreciendo una causa, una nueva fe. Hay que
mantener las palabras vagas pero llenas de promesas; enfatizar el entusiasmo sobre
la racionalidad y el pensamiento claro; proporcionar a los nuevos disc pulos

� rituales que tengan que realizar; pedirles que hagan sacrificios en favor de uno. En ausencia de una religi n organizada y de grandes causas, el nuevo sistema de � creencias proporcionar un poder indecible. � LEY No. 28 ENTRAR en ACCI N con AUDACIA � Si no tenemos claro que camino seguir para llevar a cabo una acci n, es mejor no � intentarlo. Las dudas y la vacilaci n la estropear n. La timidez es peligrosa: es � � mejor entrar con audacia. Cualquier equivocaci n que se cometa por audacia puede � resolverse f cilmente con m s audacia. Todos admiran al audaz; nadie honra al � � t mido. � LEY No. 29
PLANEAR TODO el CAMINO HASTA el FINAL
La conclusi n lo es todo. Hay que planear todo el camino que conduce hasta ella,

� teniendo en cuenta todas las posibles consecuencias, obst culos y quiebras de la � fortuna que pueden revertir el trabajo duro y proporcionar la gloria a otros. Si se planea teniendo en cuenta el final uno no se ver abrumado por las � circunstancias y sabr cuando parar. Hay que guiar la fortuna con suavidad y � ayudar a determinar el futuro pensando con antelaci n. � LEY No. 30 HACER que los LOGROS PROPIOS PAREZCAN REALIZADOS SIN ESFUERZO Las acciones propias deben parecer naturales y llevadas a cabo con facilidad. Todo el esfuerzo y la pr ctica que conllevan, as como los trucos, deben quedar � � ocultos. Cuando se act a, hay que hacerlo sin esfuerzo, como si se hubiera podido � hacer mucho m s. Hay que evitar la tentaci n de revelar el esfuerzo que se realiza � � al trabajar; eso solamente plantea preguntas. No hay que ense ar los propios � trucos o ser n utilizados en contra nuestra. � LEY No. 31 CONTROLAR las OPCIONES: CONSEGUIR que los DEM S JUEGUEN con NUESTRAS CARTAS � Los mejores enga os son aquellos que parecen proporcionar a la otra persona una � oportunidad: las v ctimas sienten que controlan la situaci n; pero, de hecho, son � � marionetas. Tenemos que ofrecer a los dem s opciones que act en a nuestro favor � � sin importar lo que elijan. Hay que forzarlos a tomar decisiones entre el menor de dos males, sirviendo cualquiera de ellas para nuestros prop sitos. Hay que � ponerlos entre la espada y la pared: se la van a clavar vayan donde vayan. LEY No. 32 JUGAR con las FANTAS AS de la GENTE. � La verdad se evita a menudo porque resulta fea y desagradable. Nunca hay que apelar a la verdad y a la realidad a menos que uno se est preparando para � enfrentarse con la c lera que arranca del desencanto. La vida es tan dura y � desconsoladora que aquellos que son capaces de crear romanticismo o provocar la fantas a son como un oasis en el desierto: todo el mundo acude a ellos. Da mucho � poder aprovecharse de las fantas as de las masas. � LEY No. 33 DESCUBRIR el TAL N de AQUILES de CADA PERSONA � Todos tenemos una debilidad, un punto d bil en el muro del castillo. Esa debilidad � suele ser una inseguridad, una emoci n o una necesidad incontrolable; o puede ser � tambi n un peque o placer secreto. De cualquier forma, una vez que se encuentra, � � es un punto d bil que se puede explotar en beneficio propio. � LEY No. 34 SER REGIO en el COMPORTAMIENTO: ACTUAR como un REY para SER TRATADO como TAL La manera en que uno se comporta determina el tratamiento que recibe: a largo plazo tener una apariencia vulgar o corriente har que la gente pierda el respeto � por esa persona. Porque un rey se respeta a s mismo e inspira este sentimiento en � otros. Al actuar de manera regia y confiada, uno parece destinado a ce ir una � corona. LEY No. 35
DOMINAR el ARTE de CALCULAR el TIEMPO
No hay que dar nunca la impresi n de actuar apresuradamente -denota una falta de

� control sobre uno mismo y sobre el tiempo-. Siempre hay que dar la sensaci n de � que se es paciente, como si se supiera que todo se conseguir con el tiempo. Hay � que convertirse en un detective del momento justo; descubrir el esp ritu de los � tiempos, las tendencias que nos conducir n al poder. Hay que aprender a mantenerse � al margen cuando la hora todav a no ha llegado y golpear con fiereza cuando es el � momento. LEY No. 36 DESDE AR las COSAS que no se PUEDEN TENER: � IGNORARLAS es la MEJOR VENGANZA Al reconocer un problema insignificante se le otorga existencia y credibilidad. Cuanta m s atenci n se presta a un enemigo, m s se le fortalece; y una peque a � � � � equivocaci n a menudo se empeora y se hace m s visible cuando se intenta arreglar. � � A veces es mejor dejar las cosas como est n. Si hay algo que se desea pero no se � puede tener, hay que despreciarlo. Cuanto menos inter s se manifieste, m s � � superior se parecer . � LEY No. 37 CREAR ESPECT CULOS ATRACTIVOS � Las im genes sorprendentes y los grandes gestos simb licos crean el aura del poder � � -todos responden ante ellos-. Por eso hay que representar espect culos llenos de � visiones llamativas y s mbolos radiantes, que aumenten nuestra presencia, para � aquellos que est n alrededor de nosotros. Abrumados por las apariencias nadie se � percatar de lo que estamos haciendo realmente. � LEY No. 38 PENSAR como se QUIERA, PERO COMPORTARSE como los DEM S � Si hacemos un espect culo por ir en contra de los tiempos, y nos pavoneamos de � nuestras ideas poco convencionales y nuestras costumbres poco ortodoxas, los dem s � pensar n que queremos llamar la atenci n y que les estamos despreciando. � � Encontrar n una manera de castigarnos por hacerles que se sientan inferiores. � Resulta mucho m s seguro fundirse con la corriente general y nutrirse de ella. � S lo debemos compartir la originalidad con amigos tolerantes y con aquellos con � los que estamos seguros de que apreciar n nuestro car cter nico. � � � LEY No. 39
REMOVER las AGUAS para PESCAR PECES
La c lera y la emoci n son estrat gicamente contraproducentes. Hay que mantenerse

� � � siempre calmado y objetivo. Pero si se puede lograr que el enemigo se enfurezca
mientras se permanece calmado, se obtiene una indudable ventaja. Hay que
desconcertar al enemigo: si se encuentra el tal n de Aquiles de su vanidad con el

� que confundirle, se tendr n las riendas de la situaci n. � � LEY No. 40 DESDE AR la COMIDA GRATUITA � Lo que se ofrece gratis es peligroso -normalmente implica o un truco o una obligaci n oculta-. Merece la pena pagar aquello que realmente tiene valor. � Pagando lo que corresponde se libra uno de la gratitud, la culpa y el fraude. A menudo tambi n resulta inteligente pagar el precio sin rebajas: no existen los � atajos maravillosos. Hay que ser pr digo con el dinero y mantenerlo en � circulaci n, porque la generosidad es un signo del poder y un im n para atraerlo. � � LEY No. 41
EVITAR SEGUIR los PASOS de un GRAN HOMBRE
Lo que ocurre en primer lugar siempre parece mejor y m s original que lo que viene

� despu s: si se sucede a un gran hombre o se tiene un padre famoso habr que � � realizar el doble de haza as para llegar a eclipsarle. No hay que perderse en su � sombra o estancarse en un pasado que no haya construido uno mismo: hay que
consolidar el propio nombre e identidad cambiando de trayectoria. Matar
simb licamente al padre desp tico, menospreciar s u legado y obtener su poder

� � brillando con luz propia. LEY No. 42
GOLPEAR al PASTOR para que se DISPERSEN las OVEJAS
A menudo se puede seguir la pista de un problema hasta llegar a un s lo individuo

� fuerte -el agitador, el subordinado arrogante, eel envenenador de la buena
voluntad-. Si se permite que tales personas tengan espacio para actuar, otras
sucumbir n a su influencia. No hay que esperar a que los problemas que causan se

� multipliquen, o intentar negociar con ellos: son irredimibles. Es necesario
neutralizar su influencia por medio del aislamiento o del alejamiento. Al atacar
la fuente del problema, las ovejas se dispersar n.

� LEY No. 43 MANIPULAR los CORAZONES y las MENTES de los DEM S � La coacci n provoca reacciones que acaban volvi ndose contra nosotros. Debemos � � seducir a los dem s para que deseen seguirnos. Una persona seducida se transforma � en un pe n leal. Y la manera de seducir a alguien es influir en su psicolog a y en � � sus debilidades. Tenemos que suavizar a nuestro contrario a base de manejar sus emociones, de jugar con lo que consideran m s valioso y con lo que temen. Si � ignoramos el alma y la mente de los dem s acabar n odi ndonos. � � � LEY No. 44 DESARMAR y ENFURECER a los DEM S REFLEJANDO sus ACTITUDES. � El espejo refleja la realidad, pero tambi n es la herramienta perfecta para el � enga o: cuando reflejamos el comportamiento del enemigo, actuando igual que l, no � � logra entender nuestra estrategia. El reflejo les ridiculiza y les humilla,
haciendo que reaccionen de forma excesiva. Si les ponemos un espejo delante de la
mente, les seducimos con la ilusi n de que compartimos sus valores; si lo ponemos

� ante sus acciones, les damos una lecci n. Pocos pueden resistirse al poder del � reflejo. LEY No. 45 PREDICAR la NECESIDAD de CAMBIO, pero NUNCA REFORMAR DEMASIADO de una SOLA VEZ Todo el mundo comprende la necesidad de cambio en abstracto, pero en el mbito � cotidiano las personas son criaturas de costumbre. Una excesiva innovaci n les � resulta traum tica, y conducir a la revuelta. Si se es nuevo en una posici n de � � � poder, o un forastero que intenta construir una base de poder, debe mostrar
respeto hacia la antigua manera de hacer las cosas. Si el cambio es necesario,
debe hacerse sentir como una suave mejora del pasado.

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