domingo, 8 de agosto de 2010

Como es tu Corazón así es la vida

Cuando te llegue un pensamiento negativo, piensa en algo positivo, bello y hermoso.

Sufres porque en tu corazón la vida, las personas, lo que ha pasado han dejado heridas que no se han sanado. El Señor está a tu lado, pone sus manos sobre tu pecho y sana todas tus heridas. Dile: " Gracias Señor porque me sanas, porque quitas todo lo negativo que hay en mi corazón, porque me haces olvidar todo lo triste de mi pasado y me llenas de alegría, gozo y paz para seguir viviendo.

No pienses tanto en tus problemas, en las cosas que te hacen daño, con pensar mucho no resuelves nada. En esos momentos en que estas pensando en tus problemas, eleva tu mente al Señor que te cuida y te ama. Por más que pensemos las cosas no agregamos un minuto a nuestra vida dice el Señor. Deposita en el corazón de Dios tus pensamientos, tus problemas, tus afanes.

Confía mucho en ti, tú eres capaz de cambiar, de empezar de nuevo. Todo lo bueno, así sea poco que hagas cada día irá creciendo y poco a poco sentirás que te vas superando.

Trabaja con calma, con serenidad confiando en el Señor y en ti mismo.

La felicidad depende de tu mente, la felicidad no está fuera de ti ni en las personas que te rodean, está en lo íntimo de tu corazón bueno, de tu mente positiva. Cuando hables con los demás di siempre palabras positivas, bellas; comparte la alegría que hay en tu corazón.

Se siempre tu mismo, no te compares con los demás, no pienses que los demás piensan o actúan como tu, no pienses que los demás se fijan en ti o te están vigilando.

No sueñes despierto, no vivas en la luna, trabaja a cada instante y sácale jugo a todos los momentos de la vida. Cada minuto es un regalito del Señor para ser Feliz.

Levántate cada mañana con optimismo y haz un programa de vida donde todo esté armonizado, el trabajo, el descanso, la distracción.

No pienses en el pasado que no puedes remediar, piensa más bien en cambiar, en ser mejor.

Vive siempre ocupado, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, haciendo en el momento lo que toca te descargas del miedo del futuro. No temas al futuro, está en las manos del Señor que te ama y tiene un plan de amor para ti. Descárgalo todo en el Señor, él sana tus miedos, tus temores y angustias. Es bueno escribir en una libretica las cosas buenas que deseas hacer ese mismo día.

No le eches a nadie la culpa de tus problemas, no guardes rencor ni resentimiento, te haces mucho mal guardando rencor y resentimiento.

No seas envidioso, no pienses en los bienes, en los éxitos y triunfos de los demás; piensa en el éxito que tu mismo tendrás con tu trabajo, tu optimismo y tu fe el Señor.

Cada día ponte una meta definida, si la alcanzas agradece al Señor al final del día y alégrate, sino la alcanzas haz el propósito de empezar de nuevo mañana.

Si estás siempre ocupado nunca te sentirás infeliz.

No te quejes ni te lamentes, más bien bendice al Señor que de tus grandes males saca grandes bienes.

Se muy compresivo y amoroso con todos, así cosecharás comprensión y amor en cada momento.

No actúes movido por la emoción o el impulso del momento, serénate primero, así no tendrás de que arrepentirte.

No metas las narices en la vida y en los asuntos de los demás, cada cual en su casa y Dios en la de todos.

Ante las críticas que hagan contra ti guarda la serenidad; si la gente tiene razón procura cambiar, si no tienen razón, deja que hablen, no vales más o menos porque hablen de ti.

Vive muy seguro de ti mismo, ponle un poco de humor a todo.

Si te sientes mal y vas donde el médico, y el médico te dice que no tienes nada significa que está enferma tu mente, busca la paz, el descanso, ora al Señor, llena tu mente de pensamientos positivos y de mucha fe y verás que tus males desaparecen.

Duerme bien, no pienses en nada antes de acostarte, piensa que el Señor está a tu lado y duerme tranquilo hasta el otro día.

Busca estar siempre ocupado en tu trabajo y descansar al aire libre; goza de la naturaleza, de todas las cosas bellas que hay en la vida.

Antes de acostarte mete en un cajón todas tus preocupaciones y no las lleves a tu cama, así dormirás bien.

Descansa tu mente, así descansará tu cuerpo, mente tranquila, salud tranquila; no te preocupes de las cosas que no tienen solución o que nunca pasarán de ser, tu confianza en Dios te hará ver las cosas con mucho realismo.

No pienses tanto en tus complejos y temores, piensa que con el Señor y tu esfuerzo lo superarás todo.

Procura estar siempre convencido de que alcanzarás lo que te has propuesto de acuerdo con tus capacidades.

Aprende a reír y a cantar más, verás que esto te hace mucho bien.

Busca el deporte y el ejercicio bien medido, vivirás siempre joven en tu corazón.

Cuando sientas miedos, temores, angustias di al Señor: "mi Señor y mi Dios, pon tus manos sobre mi, cúbreme con tu amor y líbrame de todo miedo y de todo peligro.

No permitas que en tu corazón entren el odio, el rencor, el resentimiento, pues envenenan tu mente.

Cuando tengas un problema no te encierres en ti mismo, no tomes tranquilizantes, sal fuera, toma aire fresco y abre tu corazón a quien bien te ama.

No pienses en tus fracasos y desilusiones, no te ahogues en un vaso de agua, todo puede cambiar sino pensamos en cosas negativas.

No le exijas a la vida cosas que nunca puedes alcanzar, piensa más bien en las muchas pequeñas cosas que hacen bella la vida.

No te tengas ni por infeliz ni desgraciado, el tener problemas y dificultades es propio de todo el mundo, piensa más bien que con el Señor eres capaz de salir adelante.

Cada día haz un favor a alguna persona y encontrarás que cada día cosechas el amor, la amistad. Ama y déjate amar positivamente con alegría, con serenidad, con limpieza de corazón; el amor es don de Dios para el hombre, para la mujer.

Haz que los demás se sientan importantes delante de ti, porque tu los amas y te dejas amar. Entrégate personalmente al adorable Jesús, deja que el Señor te cambie y te haga muy feliz.

Deseo con todo mi corazón que estas palabras hallan quedado grabadas en tu mente y seas feliz como Dios quiere.

Piensa un momento en todo lo que has leído y que Dios te bendiga abundantemente.

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