domingo, 8 de agosto de 2010

Cuida tu Corazón y el te cuidara a tí

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.


Debes amar con tus pensamientos y sentimientos. Dios y tu prójimo deben estar en tu corazón pero también en tu mente. Mi esposa y yo hicimos ese pacto de amor inteligente que no se deja llevar por las emociones. En una relación el amor no basta, hacen falta los pensamientos de bien, las buenas decisiones y el juicio correcto. Las jovencitas deben buscar a su futuro esposo con la cabeza, deben escuchar consejos porque un hombre vicioso y haragán no las hará felices. Por más que tu corazón quiera, debes dejarte guiar por tu mente.


También es importante amar al prójimo como a nosotros mismos. No puedes decir que amas a Dios si no amas a Sus criaturas, pero primero debes amarte tú, de lo contrario es mentira decir que amas a alguien más. Si una persona descuidada y desarreglada te dice que te ama, desconfías y le pides que no lo haga. Nadie quiere el amor de alguien así porque no demuestra amor a su persona. Por el contrario, es agradable y da seguridad sentirse amado por alguien que se quiere y cuida a sí mismo.


Romanos 12: 2 afirma: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.


Piensa en grande para obrar tan perfecto como Dios lo hace. La Biblia te pide que pienses enfocado en todo lo bueno. Debes ser transformado por la renovación de tu pensamiento, no sólo por la de tu forma de orar.


Dios es sinónimo de perfección y grandeza. Todo lo que hizo y hace es maravilloso. Lo vemos en el universo y en nosotros mismos. No escatima en nada para Su obra. Cuando vino a redimirnos, derramó TODA Su sangre para perdonar TODOS nuestros pecados, no fue una gota o un vaso por dos o tres faltas. No hizo ni hará nada a medias. Debemos imitarlo. En casa de Dios trabajamos así, según Su pensamiento, por eso nuestras obras son grandes, como Él.


Una vez visité un país hermoso, con un mar impresionante que me hizo pensar en la flora y fauna que lo habitaba. Cuando íbamos en la carretera, de un lado tenía ese mar espectacular y del otro unas construcciones que me entristecieron porque el contraste entre una obra y la otra era demasiada. Cómo podían hacer una cosa tan fea viendo las cosas bellas que Dios hace. Aprendamos a pensar y hacer conforme el pensamiento de Dios. Reeduquémonos en el proceso de vencer pensamientos negativos.


Muchos critican a los pastores que tiene bien a sus familias y los tildan de “buscar la continuidad del negocio familiar”, pero es al contrario.


¿Cómo podría alguien esperar que tenga bien a la iglesia que pastoreo si no cuidara de mi esposa? Si no cuidara de mis hijos, mentiría al decir que cuidaría de ti. Si no puedo enseñarle a uno de mis hijos a seguir el llamado y el ministerio que presido, ¿cómo podría enseñarle a alguien más a servir a Dios? Como pastor no puedo tener dos pensamientos, uno en casa y otro en la iglesia debo buscar el bien en ambos lugares.


Renueva tu mente y ámate para poder amar a otros. Si no te amas a ti mismo, que eres con quien vives y duermes, no podrás amar a tu prójimo.


Piensa bien de ti para pensar bien de otros. Quienes piensan mal del prójimo están revelando que piensan mal de ellos también. Maridos, amen a sus mujeres como a su propio cuerpo. Nadie que no se tenga consideración y cuidado podrá cuidar de otro. Tú eres Su hijo y Él quiere que primero pienses en tu bien para poder pensar en el de los demás.


El pensamiento de Dios


Efesios 4:22-24 dice: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.


Cuando inicies algo, piensa si es conforme a la voluntad perfecta de Dios. Libera tu mente de pensamientos que te hacen retroceder. Él te hizo perfecto y lleno de virtudes para tener una vida feliz y de bien. Bendice Su nombre, pídele que te ayude a renovar tus pensamientos para poder pensar como Él.

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