e repente me di cuenta de que no había ido a la mili, no había hecho un Erasmus, no había vivido fuera.
...
Así que cogí mis ahorros y decidí dar la vuelta al mundo, y para justificarle a mi madre ese viaje le dije que haría un libro.
Un atlas generacional de Johannesburgo a Moscú.
Convivir con 25 jóvenes de 25 años en 25 países, pero no había un encargo editorial.
¿Qué ha aprendido?
Hay mucha gente que viaja para descubrirse a sí mismo, en mi caso ha sido todo lo contrario: ahora veo un mapa del mundo y mi cabeza es como un Google Maps,me puedo acercar, alejar, ver caras, oír lenguas....
Gran aprendizaje.
Hay momentos que me impactaron mucho, como el día en el que iba en autobús por Mozambique y de repente, delante de nosotros, otro autobús se accidentó espectacularmente, pero el conductor siguió sin inmutarse.
La vida y la muerte son muy relativas.
Cierto, en países con muy malas carreteras estos accidentes son lo más habitual. Los pasajeros enseguida miraron adelante. La vida continuaba.
...No es reprochable.
No, la gente ha sido lo mejor de cada país. Esos son los verdaderos souvenirs. Los viajes hay que medirlos por las personas que conoces y no por los kilómetros.
“Si quieres compañía viaja solo”, me dijo un navegante solitario.
Me enternecía, sobre todo, cuando veía un esfuerzo para que me sintiera a gusto. En China, una vez, cuando dije que era de Barcelona me respondieron: “Ah, qué país tan bonito!” En India conocí a Wit, un tailandés que me invitó a su casa. Cuando llegué a Bangkok lo llamé y allí estaba, esperándome con las puertas abiertas.
Hay gente cuya generosidad es envidiable.
En algunos países yo era un multimillonario y en otros todo lo contrario. En Tokio estaba sentado en un parque comiendo sushi de supermercado y un japonés me dio limosna; le daba lástima que alguien viniera de tan lejos para comer sentado en el suelo y mal.
¿Dificultades de comunicación?
Con la mayoría de los jóvenes nos hemos entendido en globish, ese inglés universal. En Japón todo va al revés, incluso en la bolsa los números rojos son los verdes. En Hong Kong fui a comer con dos chicas y pagué yo. Se enfadaron mucho, es una descortesía.
¿Se ha enamorado en este viaje?
Sí, era como un Facebook de verdad, en el sentido de que se hacían realidad esas conexiones que se habían abierto. Ahora tengo 25 lazos afectivos en el mundo.
¿Cómo seleccionaba a los jóvenes que aparecen en su libro?
No lo decidía hasta que llegaba el país. Mi idea era hacer un retrato generacional y he conocido de todo: jóvenes ricos de países pobres, pobres de países ricos, con formación, sin formación, con trabajo, sin él…
Descríbame la generación de los 25.
En Vietnam conocí a un diseñador a cuyos padres y abuelos les costó salir adelante, y gracias a sus ahorros él vive bien, eso es muy típico en Asia y creo que ocurre lo mismo en muchos lugares. Los entrevistados asiáticos son los que menos tiempo me han dado de su vida, los que trabajan más, se ve claramente que son sociedades emergentes.
A ustedes les llaman la generación yo.
Sí, dicen que estamos todo el tiempo en el Facebook y en el Twitter contándonos cosas, pero somos algo más que eso; aunque no cabe duda que la manera de ser joven ha quedado trastocada por internet.
Cuénteme.
En Perú conocí a un joven chamán que vive aislado en la selva. Cuando nos despedimos me dijo: “Ya te veré en un sueño lúcido, pero si quieres te doy mi cuenta de Messenger”.
Facebook es el tercer país más poblado del mundo.
...Y en Japón conocí a un monje budista que vive en un templo perdido de una montaña sagrada y que escuchaba rap con su iPod.
¿Conoció a otros mochileros?
En otros países lo de irse un año de viaje, el gap year, es más habitual. Pero también me encontré con jóvenes encerrados en los albergues, delante de sus ordenadores jugando al solitario. Habían viajado más “porque tocaba” que por interés real...
Viajando te ocurren cosas insólitas.
Yo acabé haciendo de extra en una película de Bollywood en Bombay. Y al final del viaje la vi en un cine de Nueva York. El precio que pagué por la entrada era superior a lo que me habían pagado por un día de rodaje.
¿Cuál ha sido el joven más curioso que ha conocido?
Un profesional eater, se ganaba la vida comiendo. Una competición que dura todo el año y que consiste en comer rápido, un día jalapeños, otro huevos... La gran final, de hot dog, se celebra en Nueva York el Independence Day. Yo no había visto nunca tantos medios de comunicación reunidos, lo retransmiten por la televisión deportiva.
Sin internet su viaje habría sido otro.
Mi abuela Justina murió durante el viaje, la última vez que la vi fue a través de Skype. Estas tecnologías hacen que tengas la sensación de que no te has ido, yo he visto cada semana a mis padres. El viaje resulta menos romántico, pero nunca dar la vuelta al mundo había sido tan fácil.
Aprende a Sentirte Bien
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a)El primero corresponde a las emociones positivas como el disfrute, la
vida gozosa o la comodidad. Se trata de multiplicar las experiencias
placenteras qu...
Hace 6 años
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