sábado, 13 de agosto de 2011

Adios a la IRA!!!!

Tienes mal genio? Tal vez aceptes la ira como parte integrante de tu vida, pero ¿reconoces que de hecho no sirve a ningún fin útil? Quizá justificas tu mal humor diciendo cosas como “Es muy humano” o “Si no me desahogo expresándolo me lo guardare dentro de mí y se me convertirá en una ulcera”. Pero la ira, el malhumor, es una parte de ti mismo que no te gusta y, casi está de más decirlo, que tampoco le gusta a la demás gente.
La ira no es algo “muy humano”. No tienes por qué sentirla y no sirve a ninguno de los propósitos relacionados con el que tú seas una persona feliz y realizada. Es una zona errónea, una especie de gripe psicológica que te incapacita igual que puede hacerlo una enfermedad.

Definamos el término IRA, se refiere a una reacción inmovilizante, una reacción que se experimenta cuando nos falla algo que esperábamos, algo con que contábamos. Toma la forma de rabia, hostilidad, de agresión contra alguien o incluso de silencio amenazante. No se trata simplemente de l un enfado o irritación. Una vez más la palabra clave es inmovilidad. La ira es inmovilizante y por lo general proviene del deseo de que el mundo y la gente sean diferentes a lo que realmente son.

La ira es una elección y un hábito. Es una reacción aprendida ante la frustración y a resultas de la cual te comportas como preferías no hacerlo. De hecho, la ira profunda es una forma de locura. Se es loco cuando no se puede controlar el propio comportamiento, así pues, cuando estás enfadado y pierdes el control, sufres una locura temporal.

La ira no tiene retribuciones ni compensaciones psicológicas. Tal como la definimos aquí, la ira es debilitante. Físicamente puede producir hipertensión, ulceras, urticaria, palpitaciones cardiacas, insomnio, cansancio e incluso enfermedades cardiacas. Psicológicamente, la ira acaba con las relaciones afectivas, interfiere con la comunicación, conduce a la culpabilidad y la depresión, y en general interfiere con tu vida. Quizá te sientas escéptico ante esto, puesto que siempre has oído decir que es más sano expresar la ira que guardarla embotellada dentro di ti. Si, realmente la expresión de tu ira es más saludable que su represión. Pero existe una postura aún más sana: no sentir esa ira en absoluto. En este caso, no tendrás que enfrentarte con el dilema de si será mejor echarla fuera o guardarla adentro.

Como todas las emociones, la ira es un resultante del pensamiento. No es algo que simplemente te sucede. Cuando te enfrentas con circunstancias que no van por donde tu quisieras que vayan, te dices a ti mismo que las cosas no deberían ser así (frustración) y entonces eliges la acostumbrada reacción de enfado que sirve a un propósito. Y mientras aceptes la ira como parte de lo que significa ser un ser humano, tendrás razón en aceptarla y en evitar ocuparte de su eliminación.

Sin la menor duda, desfoga tu ira, desahógate, déjala salir en formas que no sean destructivas (si sigues decidido a conservarla). Pero empieza a pensar en ti mismo como en alguien que puede aprender a pensar de manera diferente cuando se siente frustrado, de modo que la ira inmovilizante pueda ser reemplazada por emociones más gratificantes y positivas. Lo más posible es que sigas sintiendo rabia, irritación y desilusión, ya que el mundo no será nunca como tú quieres que sea. Pero la ira, esa respuesta emocional tan perjudicial, puede ser eliminada.

Es posible que defiendas el caso de la ira porque te sirve para conseguir lo que quieres. Bueno, observa la cosa con un poco más de atención. Si lo que quieres decir es que si levantas la voz o pones cara de furia te ayudara a evitar que tu hija de dos años juegue en la calle donde puede hacer daño, entonces levantar la voz es una estrategia excelente. Solo se convierte en ira cuanto te sientes realmente perturbado, cuando te acaloras y aumentan las pulsaciones de tu corazón, cuando arrojas objetos y quedas inmovilizado en general por un tiempo, cualquiera que sea. No dejes de selección estrategias personales que refuercen el comportamiento apropiado, pero no aceptes todo el dolor interno que esto puede significar. Puedes aprender a pensar de esta manera. El comportamiento de la niña es peligroso para ella. Quiero hacerle ver que no se tolerara que juegue en la calle. Levantaré la voz para demostrarle la fuerza de mis sentimientos al respecto. Pero no me enfadare.

Considera a una madre típica que no puede realizar este despliegue controlado de enfado. Se siente constantemente molesta por el reiterado mal comportamiento de sus hijos. Pareciera como que mientras más se molesta ella, peor se portan ellos. Los castiga, los manda a su habitación, grita constantemente y está casi siempre en estado de irritación como en pie de guerra, cuando trata con sus hijos. Su vida como madres es una batalla. Lo único que sabe es gritar y por las noches se siente destrozada emocionalmente, agotada al cabo de un día en el campo de batalla.

Entonces ¿Por qué se portan así los niños cuando saben cómo va a reaccionar mama? Porque la ironía de la ira es que nunca logra cambiar a los demás: solo consigue intensificar el deseo de la otra persona de controlar a la persona enfadada. Escucha lo que dirían los niños de quienes ahora hablamos si pudieran formular sus motivos para portarse mal.
¿Ves lo que hace enfurecer a mama? No tienes más que decir esto, o hacer esto otro y podrás controlarla haciendo que le de uno de sus ataques. Puede que te tengas que quedar encerrado en tu habitación unas horas o unos momentos, pero mira lo que consigues! El total dominio emocional de su persona y a precio tan bajo! Ya que tenemos tan poco poder sobre ella, hagamos esto más a menudo y veremos cómo se enloquece con nuestro comportamiento.

La ira, cuando se usa en cualquier tipo de relación, impulsa a la otra persona a que siga actuando como lo ha hecho hasta ahora.
Si bien el provocador aparenta estar asustado, por otro lado sabe muy bien que puede enfadar a l otra persona cuando quiera, y de esa manera ejercer sobre ella el mismo tipo de autoridad vengativa que cree tener el iracundo.
Cada vez que eliges enfadarte debido al comportamiento de otra persona, la estas privando de su derecho de ser lo que ella escoja. Dentro de tu cabeza esta la frase neurótica: ¿Por qué no eres más parecido a mí? Entonces te querría y me gustarías en vez de enfadarme”. Pero los demás no serán nunca como tú quieres que sean, todo el tiempo por lo menos. Gran parte del tiempo las cosas y la gente serán distintas a lo que tu quisieras que fueran, Así es el mundo. Y la posibilidad de cambiarlo es nula. De modo que cada vez que optas por la rabia cuando te enfrentas con alguien o con algo que no te gusta, optas a la vez por dejarte herir o inmovilizarte de alguna manera por culpa de la realidad. Ahora bien, eso es una tontería. Molestarte por cosas que no van a cambiar nunca. En vez de escoger la ira, puedes empezar a pensar en los demás como en seres que tienen derecho a ser diferentes a lo que tú quisieras que fueran. Puede que no te guste que así se, pero tienes porque enfadarte por ello. La ira solo los alentara a seguir siendo como son y te provocara todas las tensiones físicas y las torturas mentales que describimos antes. La elección está en tus manos realmente. La ira o un nuevo enfoque que te ayude a eliminar la necesidad de la ira.

Quizá te ves a ti mismo en campo contrario esto es, alguien que sienta mucha rabia, pero que nunca ha tenido el valor de expresarla. Te la guardas y nunca dices nada, trabajándote esas dolorosas ulceras y viviendo tus momentos presentes con gran cantidad de ansiedad. En realidad no eres la otra cara de la persona que chilla y despotrica. Tienes las mismas frases en tu cabeza respecto a la gente y las cosas, que deberían ser como tú quieres. Si lo fueran, ese es tu razonamiento, no sentirías rabia, no te enfadarías. Esta es una lógica equivocada y el secreto para deshacerte de tus tensiones radica en destruirla. Aunque quieras aprender a expresar tu furia contenida en vez de guardártela, la meta final debe ser aprender a pensar en forma diferente para no crear esa furia. Si él quiere hacer el tonto, yo no voy a elegir molestarme por ello. Es el, no yo, el que se comporta de esa manera estúpida. O Las cosas no funcionan como yo creo que deberían hacerlo. Y aunque no me gusta, no voy a dejarme inmovilizar por ello.

Aprender a expresar tu ira con valentía por medio de nuevas formas de comportamiento será un buen primer paso. Luego, pensar de forma diferente que te ayude a trasladarte del comportamiento externo de tu salud mental al interno. El rehusar apoderarte del comportamiento de cualquier otra persona es el último paso, el objetivo final. Puedes aprender a evitar el comportamiento y las ideas de otra gente tengan el poder de perturbarte y molestarte.

Al tener una buena opinión de ti mismo y negarte a que te controlen los demás, no te perjudicará ni lastimará la ira.


La posesión del sentido del Humor

Es imposible enfadarse y reirse al mismo tiempo. La rabia y la risa se excluyen mutuamente y tú tienes el poder suficiente como para escoger cualesquiera de las dos.

La risa es el rayo de sol del alma. Y sin sol nada puede crecer ni vivir. Como dijo Winston Churchill:

Creo firmemente que no se puede tratar con las cosas más serias de este mundo a menos que uno comprenda las más divertidas.

Quizá te tomes la vida demasiado en serio. Tal vez la característica más acusada de la gente sana es un sentido del humor sin hostilidad. Un excelente remedio para la ira es ayudar a los demás a elegir la risa y aprender uno mismo a echarse para atrás y observar la incongruencia de casi todas las situaciones de la vida.

Dentro del esquema de las cosas de este mundo, lo que tú haces y el hecho de que estés enfadado, o no, provocará un impacto similar al que puede producir un vaso de agua volcado sobre el torrente de las cataratas del Niágara. Que escojas la rabia o la risa no importa mucho, salvo que la primera colmará tus momentos presentes de tristeza y la segunda de alegría.

¿Tan en serio te tomas a ti mismo y a la vida que no puedes echarte atrás y darte cuenta de lo absurdo que es tomar algo de forma tan solemne? No reirse es un indicativo patológico. Cuando empieces a ponerte demasiado serio y sensato en lo que a ti respecta o en lo que haces, recuérdate a ti mismo que no tienes más tiempo que este. ¿Qué sacas con desperdiciar tu presente estando enfadado cuando la risa sienta tan bien?

Hay que reirse por el mero placer de la risa. Es en si misma su propia justificación. No tienes que tener ningún motivo especial para reirte. Hazlo simplemente. Obsérvate a ti mismo y a los demás en este mundo insensato y decide entonces si andarás por ahi cargado de ira o si desarrollarás más bien un sentido del humor que te orotrgará uno de los dones más valiosos que existen: la risa. Sienta tan bien....


Algunas de las causas más comunes de la IRA

Es posible ver como la ira funciona todo el tiempo. Por todas partes se ven ejemplos de gente experimentando diversos grados de inmovilidad, desde una pequeña molestia hasta la furia ciega. Es el cáncer, aunque aprendido, que se introduce en medio de las interacciones humanas. A continuación, he aqui algunos de los casos más comunes de ira, es decir, de ocasiones en que la gente opta por ella.

la ira en el coche. los conductores le gritan a los demás por casi todo. El comportamiento que acelera el pulso ocurre cuando otra persona circula demasiado rápido, demasiado lento, no hace señales, señala equivocadamente, cambia de carriles o comete cualquier equivocación. Como conductor puedes llegar a experimentar gran cantidad de rabia e inmovilidad emocional por las cosas que te dices a ti mismo acerca de la manera como los demás deberian conducir. Igualmente, las congestiones de tráfico son como señales clave para los ataques de furia y hostilidad. Los conductores les chillan a los pasajeros y se expresan con palabrotas respecto a las causas del atasco. Todo ete comportamiento es consecuencia de un sólo pensamiento: Esto no debería estar sucediendo, y porque sucede, yo me voy a molestar e incitaré a los demás a escoger también la infelicidad.

La ira en los juegos competitivos: El bridge, el tenis, la canasta, el póquer y una variedad de otros juegos son grandes provocadores de ira. La gente se enfada con sus compañeros o con sus contrincantes por no hacer las cosas bien o por infracciones a las reglas del juego. Pueden llegar a tirar al suelo una raqueta de tenis porque cometieron un error. Y aunque gritar y patalear y tirar el equipo por los aires es más sano que gritarle o pegarle a los demás, es igualmente una barrera de contención para la plenitud de goce y realización de tu momento presente.

Ira ante lo que esáa fuera de lugar. Mucha gente siente rabia contra un individuo o un suceso que considera fuera de lugar. Por ejemplo un conductor de coche en una carretera o calle puede decidir que un ciclista o peatón no debería estar alli y tratar de echarlo fuera. Este tipo de ira puede ser sumamente peligrosa. Muchos de los denominados accidentes resultan en realidad de este tipo de incidentes en los que la furia incontrolada ha tenido efectos desastrosos.

Ira ante los impuestos. Por más cantidad de ira que se malgaste en rabiar contra los impuestos, nadie podra cambiar las leyes de nuestro pais pero la gente sigue rabiando igual porque los impuestos no son como ellos quisieran que fueran.

Ira debida a la lentitud de los demás. Si esperas que los demás funcionen según tu horario, optarás por enfadarte cuando no lo hagan y justificarás tu immovilización con "Tengo derecho a enfadarme. Hace media hora que me tiene esperando".

Ira por el desorden o desorganización de los demás. A pesar del hecho de que tu rabia alentará a los demás a comportarse de la misma manera, posiblemente persistirá tu actitud de escoger la ira.

Ira contra los objetos inanimados. Reaccionar con un grito de rabia porque te golpeas la espinilla o porque te das en el dedo con un martillo pueder ser terapéutico, pero sentir realmente furia y atravesar la puerta de un puñetazo no es sólo inútil sino que también puede ser muy doloroso.

Ira debida a algún objeto perdido. Por más que rabies, la rabia no logrará recuperar tu llave o tu monedero, y probablemente evitará que organices una búsqueda eficiente.

Ira ante sucesos mundiales que están fuera de tu control. Quizá no estés de acuerdo con la política del gobierno, con las relaciones exteriores, o la económica pero tu ira y la consiguiente inmovilización no cambiarán nada.

Los Muchos rostros de la ira

Ahora que has visto algunas de las ocasiones en las que puedes escoger la ira, miremos algunas de las formas que toma ésta.

La agresión verbal o el ridiculizar a tu cónyuge, hijos, seres queridos o amigos.

Violencia física, pegar, patear, golpear objetos o gente. Este comportamiento cuando es llevado a máximo extremo conduce a los crímenes de violencia que se comenten casi siempre bajo la influencia de una rabia inmovilizante. No se cometen crimenes y asaltos a menos que se descontrolen las emociones y la ira produzca una locura temporal. Puede resultar peligroso creer que la ira es normal o suscribirse a las escuelas psicológicas que impulsan a tomar contacto con la rabia y a desahogare dejándola salir. Igualmente, la televisión, el cine y los libros que divulgan la ira y la violencia y las presentan como comportamientos normales perjudican tanto al individuo como a la sociedad.

Decir cosas como "El me enfurece" o "Realmente tú me das mucha rabia". En estos casos, tu optas por permitir que el comportamiento de otra persona te haga infeliz.

Usar frases como "lo mato" , "lo deshago" o "hay que destruir a la oposición". Puede que pienses que esos son sólo decires, expresiones, pero en realidad lo que hacen es alentar la violencia y la ira y hacerla aceptable hasta en una competición amistosa.

Pataletas de rabia. Esta no es sólo una manera muy comun de expresar la ira sino que a menudo sirve para que el rabioso consiga lo que quiere.

El sarcasmo, el ridículo y el tratamiento del silencio. Estas expresiones de ira pueden ser tan perjudiciales y dañinas como la violencia física.

Si bien la lista de los posibles comportamientos iracundos podria seguir eternamente, los ejemplos que acabamos de citar son algunos de los más usuales cuando la ira aflora en esta zona errónea.

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