sábado, 13 de agosto de 2011

La Humildad de la Mujer que busca la curación de su Hija

“Él le contestó: ‘No está bien echar a los perros el pan de los hijos’. Pero ella repuso: ‘Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos’. Jesús le respondió: ‘Mujer, ¡qué grande es tu fe!, que se cumpla lo que deseas’. En aquel momento quedó curada su hija” (Mt 15, 25-28)




El Evangelio de esta semana nos ofrece el modelo de una mujer que pedía a Jesús la curación de su hija. Aunque el Señor -extrañamente y para probar su fe- la comparó con un perro, ella no respondió con enojo y siguió insistiendo con humildad. Esa humildad fue la que abrió el corazón de Jesús y consiguió el milagro.

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