Siempre comento que la mejor forma de entender las cosas es aportando un ejemplo, y qué mejor, que explicar mi propia Carta a los Reyes Magos en la relación de pareja. Durante más de seis años he podido trabajar de forma consciente la pregunta… ¿cómo sería la persona que me gustaría que me acompañara el resto de mi vida? No me quedo en simplezas del estilo “me gusta alta, con bonitos ojos y que me quiera mucho”. Me refiero a que cada cosa que decía del estilo… ¡eso me gusta!, me preguntaba… ¿y por qué me gusta eso y no lo otro? Había que conectar con el subconsciente (o consciente emocional) y mirar en el pasado qué emociones positivas habría generado que hicieran que ahora eso tuviera un impacto de “deseo”. También era habitual que cuando algo no me gustara, igualmente me indagara… ¿pero por qué eso no me atrae lo más mínimo?, y analizar todos las emociones negativas del pasado que podían estar relacionadas con eso.
Reconozco que no es habitual este tipo de ejercicios, y que mucha gente ha pensado que no tenía “corazón” o emociones por querer llevar todo a un razonamiento mental. Siempre pienso que es irrelevante si tengo más o menos corazón que los demás, pero considero que debido a la larga rehabilitación físico-mental que tuve que realizar tras mi accidente, conozco mejor que mucha gente, cómo late mi corazón. No sólo cómo late, sino por qué lo hace. Ese es uno de los mayores regalos que tengo todos los días al despertar, y por ello, siempre sonrío cuando alguien pone en duda a mi corazón.
Para ello, y preguntando siempre a mi interior, no he parado de observar a mí alrededor todo tipo de detalles físicos, sociales, morales, psicológicos, etc. Así, mezclando experiencias y reflexiones he podido llegar al “prototipo” de persona que creo que me reportaría la mayor felicidad en mi quesito del amor. Esto es a día de hoy, porque obviamente nadie sabe lo que pasará mañana. Ya mencionamos que es bien distinto cómo se gestione luego la relación, porque el contexto determina que puedan ocurrir circunstancias para las que no habíamos previsto acción alguna.
Pero hay que empezar por algo, y nada mejor que el presente. Cuando se meditan los valores de cada uno, es más fácil comenzar a listar las preferencias naturales que tenemos. Siéntete cómodo al leer mías, pero reflexiona de forma pareja en tu interior, porque lo importante es que tu Carta a los Reyes Magos esté bien llevada al consciente:
Valor vida
* Alguien que valore el respirar, y que sepa disfrutar cada segundo en que se llenan sus pulmones de aire, ya que aprecia estar viva. Después de haber estado muerto durante unos segundos, no comprendo a la gente que olvida el hecho de que llegando aire a sus pulmones tiene todo lo necesario para vivir.
* Alguien que tenga valores, esperanzas e ilusiones, ya que le definirán siempre un camino a seguir cuando vengan malos momentos.
* Alguien que sienta cada rincón de su cuerpo, en donde por ejemplo, al girar los pulgares juntos y sentir su tacto, perciba un cosquilleo espontáneo e intenso. Pero más importante aún es que cuando siente mi pulgar acariciar cada palmo de su piel, un fuerte impulso le hace recordar que ha merecido la pena vivir sólo por recibir una de esas caricias.
* Alguien que sepa sonreír, hasta en las peores ocasiones. Es más, cuando tenga un problema y olvide la sonrisa, con un simple mimo, vuelva rápidamente a sonreír.
* Alguien que quiera tener hijos, simplemente porque quiero tener la experiencia de dar cariño a un bebé, y sentir que es más importante que mi propia vida.
* Alguien que haya tenido experiencias en su vida de las que se sienta orgullosa. No se debe sonrojar ante nadie por lo bien o mal que haya hecho algunas cosas, sólo avergonzarse de no haber sabido disfrutar todo un poquito más.
* Alguien que se sienta libre, y nunca se sienta atada a mí. Ni por su parte que requiera que yo esté atado a ella. Cuando he vivido relaciones celosas en el pasado, hubiera o no motivo, siempre me ha parecido una falta de inseguridad que genera un grado de toxicidad en la relación que la acaba ahogando sin remedio.
Valor identidad
* Alguien que sepa quién es, y entienda en mayor o menor medida el motivo por el que está en este planeta. Adicionalmente, que ese motivo pase por ayudar a los demás más que a sí misma, porque de otra forma, no está alineada con mis valores. Cuando me pregunto el porqué de esta necesidad no consigo llegar a una respuesta coherente, porque parece que no respeto el aceptar que alguien no tenga ese interés. Pero, desde mi experiencia, cuando encuentro a alguien que no comparte la pasión por ayudar a los demás, tarde o temprano, compruebo que no respeta el que me deje mi alma en el trabajo.
* Alguien que disfrute con lo que hace a cada segundo, porque de otra forma, vive de forma miserable condicionada por lo que piensan y quieren los demás, y no por lo que realmente le hace persona.
* Alguien a quien no le importe lo que piensen los demás, porque se siente orgullosa de mirarse al espejo sin sentirse juzgada por tonterías materiales.
* Alguien con un proyecto de vida alienado a todos sus sueños, y del que no renuncia a la mínima de cambio.
Valor justicia
* Alguien que cree a cada segundo que un mundo mejor es posible. Que no se viene abajo por tonterías, y que sabe que es responsable de cada cosa que dice y hace. En mi vida no acepto a alguien muy conformista, sobre todo, cuando se trata de trabajar por un bien común.
* Alguien a quien le guste compartir, sabiendo que todo lo bueno que le han regalado en la vida, también es justo que lo comparta con los demás.
* Alguien con humildad, que cuando mira a alguien por encima del hombro, sea sólo para ayudar a que se levante.
* Alguien con la suficiente honestidad como no tener nunca la necesidad de mentir. Que no quiera ocultar ninguna verdad, porque sabe que tiene unos valores que está respetando.
Valor equilibrio
* Alguien con los pies en la Tierra Si recordamos la matriz de Ken Wilber del capítulo de la introducción, es irreal moverse sólo en el cuadrante superior izquierdo, como igual de irreal es permanecer de forma consciente en los otros tres cuadrantes. Saber integrar los cuatro cuadrantes, o al menos intentarlo, es básico para complementar mi espíritu.
* Alguien que haya viajado y que entienda que la diversidad humana nos enriquece de una forma increíble. La Naturaleza tiene un precioso equilibrio que se comprueba en cada rincón que he tenido oportunidad de visitar.
* Alguien que viva sin miedo a fallar, o mejor dicho, que permita equivocarse. Vivir pensando que todo se tiene que hacer bien, o que a uno le sale todo mal, son extremos chocantes que tarde o temprano se tienen que equilibrar.
Físicamente
Como se menciona en el capítulo del consciente (lógico racional), se puede empezar de arriba abajo y comprobar de forma sencilla dónde están las preferencias. Mencionaré sólo los más importantes, ya que no es el físico el que denota mi mayor selección:
* Alguien que sea más baja que yo, que como a mucha gente que conozco, siempre me genera algo de rechazo el que una mujer sea más alta. He analizado esta cuestión en detalle, y supongo que nuestros genes siempre han estado marcados porque antiguamente el “macho” defendía a la “hembra”. Desde luego, no quiero caer en ningún cliché sexista, pero es cierto que me siento mejor cuando abrazo a una chica por la calle y puedo guiarla bien con mi cuerpo. A nivel racional es una completa tontería, porque ya no andamos defendiendo a la “hembra” de los leones, pero entiendo que queda algo genético en mi cuerpo de ser ese “macho” defensor.
* Alguien que no sea extremadamente musculosa, y que tenga una bonita figura. Si es muy grande o fuerte me rompe la belleza de que soy su protector.
* Alguien que no tenga el cabello muy rizado o corto, ya que no se me hace muy femenino. Me gusta largo y preferiblemente liso o con una pequeña onda, ya que me crié viendo ese tipo de cabello en las mujeres que me rodeaban. La verdad, cuando veo un pelo muy corto, me recuerda a los que empiezan el servicio militar y tienen casi raparse la cabeza. Nunca me gustó mucho el servicio militar de ahí mi rechazo.
* Alguien que tenga un cabello con un sabroso perfume, que me deje acariciándolo durante horas con la sensación de estar sintiendo el cielo
* Alguien que tenga unos ojos brillantes y a ser posible de color clarito. Hace poco comprendí mi atracción por los ojos azules, al percibir que es el color de ojos de mis dos hermanas. No cabe duda de que serían las personas, junto con mis padres, con las que más jugué en la infancia. Sabiendo que las quiero con locura intuyo que se debieron portar muy bien y me generaron buena química a ese color.
* Alguien a quien no le falle la sonrisa. La boca para mí es fundamental, y unas comisuras que apunten hacia arriba para construir con ello la mitad de la sonrisa, tienen mi preferencia casi ganada.
* Alguien que no tenga un pecho plano, pues es una parte con la que disfruto mucho visualmente, y me encanta acariciar a cada momento.
* Alguien con las uñas muy bonitas, y bien cuidadas. Para mí es un síntoma de orden y limpieza, y es una de las primeras cosas que miro en una mujer.
Como se puede observar en este ejemplo, no hay explicaciones con fórmulas matemáticas. Si no aparece todo lo que busco, tampoco podré concluir que no me puedo enamorar. Será mejor reflexionar sobre nuestro umbral de amor que definiremos en breve, y saber que se puede ir moviendo según nuestro estado. Avanzaremos poco a poco, pero por ahora, sería bueno intentar escribir una buena Carta a los Reyes Magos.
Aprende a Sentirte Bien
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a)El primero corresponde a las emociones positivas como el disfrute, la
vida gozosa o la comodidad. Se trata de multiplicar las experiencias
placenteras qu...
Hace 6 años
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