sábado, 17 de julio de 2010

La Fuerza de Creer en Tí aunque los demás no crean

Fue su primer rechazo. El primer obstáculo en su camino hacia el éxito. Multimillonarios, ejecutivos, premios Nobel, magnates... triunfadores en la vida, en definitiva, que no lo fueron sin embargo en todos los ámbitos. Al fin y al cabo, son humanos. Mucho antes de triunfar se encontraron con una puerta cerrada: la de las universidades de sus sueños.

Para uno de los más ricos del mundo, el filántropo Warren Buffett, el rechazo de la universidad de sus sueños, la Escuela de Negocios de Harvard, fue "devastador", un jarro de agua fría a sus 19 años que, no obstante, lo llevó a conocer mentores que contribuyeron a cambiar su vida, según The Wall Street Journal. De hecho, lo que en su momento se tomó como una derrota personal, como le ocurre a muchos otros jóvenes, se convirtió a la postre en una oportunidad y le enseñó lecciones que lo ayudaron a seguir adelante y a convertirse en el Oráculo de Omaha.

Este episodio clave en la vida de Buffett, por aquel entonces le inundó de pavor y de miedo a decepcionar a su padre. A la larga, el inversor considera que "no habría encajado bien en dicha universidad", que sería la que más perdiera con la ausencia del filátropo. Él mismo ha afirmado en numerosas ocasiones que las cosas negativas se convierten en positivas. A eso también le ayudó su padre, pues fue por aquel entonces cuando le dio el mejor consejo que ha recibido: "el poder del amor incondicional". La confianza que depositó en él le llevó a contemplar otras opciones. Dos inversores que admiraba, Benjamin Graham y David Dodd enseñaban en la escuela de negocios de la Universidad de Columbia. Allí sí le admitieron y aprendió principios fundamentales que lo ayudaron en sus posteriores inversiones.

Un premio Nobel, también rechazado por Harvard

La negativa de universidades como Harvard es bastante habitual, pues únicamente acepta a poco más del 7% de las 29.000 solicitudes de ingreso que recibe anualmente, una cifra similar a la de Stanford.

Entre esos descartes, está el de Harold Varmus, el célebre premio Nobel de Medicina y presidente del centro de investigación y tratamiento de cáncer Memorial Sloan-Kettering Cancer Center en Nueva York, que asegura que la Escuela de Medicina de Hardvard le rechazó en dos ocasiones. Intimidado por el primer no, intentó olvidarlo pronto y se matriculó en literatura en la misma universidad. Eso no era lo suyo, y un año después volví a intentarlo, con el mismo resultado que la vez primera. La Universidad de Columbia, en cambio, sí apreció "su capacitación en dos vertientes: la ciencia y la literatura". Probablemente la primera se dé golpes contra la pared por no haber podido ser testigo, y partícipe, del logro posterior de Vamus.

Algo similar le sucedió a John Schlifske, presidente de la aseguradora Northwesten Mutual y un candidato a jugador de fútbol americano. En este caso fue Yale, la que le cerró las puertas por ser "demasiado delgado". Se le cayó el alma a los pies. Pero después se desquitó en Carleton College, Minnesota. Allí jugó en el equipo titular de fútbol americano "en vez de calentar el banquillo, como podría haber sucedido en Yale".

Para el empresario Ted Turner, el tiempo ayuda a ver las cosas con perspectiva. Tras el rechazo en Princeton y Harvard, el fundador de la CNN estudió en la Universidad de Brown, donde fue capitán del equipo de vela. La empresa de vallas de su familia fue la base de lo que sería posteriormente CNN. La posterior pérdida de varios de sus seres queridos minimizaron notablemente la decepción por el rechazo en las universidades. "El dolor por ello no se acerca ni lo más mínimo a la pérdida de un ser querido. Eso sí es difícil de superar".

El presidente de la Universidad de Columbia, Lee Bollinger, era un adolescente cuando envió su solicitud a Harvard. Tras el erchazo, aceptó una beca de la Universidad de Oregon y se graduó posteriormente en la Escuela de Derecho de Columbia. Bollinger aconseja "no dejar que los rechazos controlen tu vida. Permitir que la evaluación de otros sobre tí determine tu evaluación es un craso error".

Para el cofundador de Sun Microsystems, Scott McNealy, fue sólo una piedra en su camino que aún recuerda sin que eso le suponga ningún trauma.

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