De unos años a esta parte, hemos empezado a reflexionar –y, en
ciertomodo, a inventar– la inteligencia emocional, la inteligencia
social, y el aprendizaje social y emocional. Se trata de tres conceptos que
están ya siendo aplicados en campos tan trascendentales como la salud mental
de las personas, los sistemas educativos y la vida corporativa. ¿Qué ha ocurrido?
¿Por qué la ciencia ha entrado en tromba en esta reflexión hasta ahora vedada al
conocimiento científico? ¿Cómo es posible que termine el desamparo milenario
en el que hemos estado sumidos respecto a lo que nos pasaba por dentro?
En primer lugar, por el hecho insólito de que la esperanza de vida se haya casi
triplicado en los últimos 200 años. Los recién nacidos en este nuevo siglo dispondrán, en promedio, de 40 años de vida redundante en términos biológicos.Una vez
cumplidos los cometidos evolutivos como el de perpetuar la especie, nos siguen
quedando a los humanos varias décadas para plantearnos misiones, objetivos y
procesos que hace sólo unos años no hubiéramos podido ni siquiera imaginar. Por
primera vez en la historia, la gente puede sustituir la vieja e inconclusa pregunta
de si hay vida después de la muerte por la constatación de que hay vida antes de
la muerte, y que merece la pena vivirla.
El segundo factor responsable de este cambio radica en la revolución tecnoló-
gica, que está permitiendo medir por primera vez los procesos internos como el
estrés, la actividad cerebral y hasta la propia capacidad de aprender e imaginar.
Las técnicas, basadas la mayoría de ellas en las resonancias magnéticas funcionales, han permitido a los científicos diferenciar los papeles desempeñados por
el entorno y por la genética, y calibrar el impacto mental del aprendizaje o, simplemente, del paso del tiempo en el entramado neuronal. Esta entrada en tromba
de la ciencia en la gestión de las emociones representará un alivio insospechado
para la gente. A eso me refiero cuando hablo de la irrupción de la ciencia en la
cultura popular. Y ése es el nuevo y emocionante viaje que queremos emprender
con este monográfico de National Geographic.
El viaje más
emocionante
EDuardo Punset
Aprende a Sentirte Bien
-
a)El primero corresponde a las emociones positivas como el disfrute, la
vida gozosa o la comodidad. Se trata de multiplicar las experiencias
placenteras qu...
Hace 6 años
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