domingo, 4 de julio de 2010

Danah Zohar El Yo cuantico

Gracias al trabajo de Danah Zohar en su maravilloso libro divulgativo El yo cuantico, "Naturaleza y conciencia definidas por la fisica moderna" y al de otros científicos y divulgadores, me he enterado de varios hechos importantes cuya comprensión resulta indispensable para exponer las transformaciones que ha seguido mi investigación en el campo de las drogas, por lo que a continuación expondré brevemente estas ideas:

A nivel subatómico, las unidades más pequeñas que se han detectado, pueden manifestarse como ondas o como partículas


· En 1927, Bohr afirmó que estos comportamientos corpuscular y ondulatorio no eran propiedades, sino dos representaciones complementarias que dependen de la interacción con el investigador y su instrumento de medida (Principio de complementareidad).

· En 1929 Heisenberg comprobó que no es posible medir simultáneamente la posición y la velocidad de las partículas subatómicas, ya que las propiedades análogas a la velocidad y la posición, que en el mundo subatómico son más vagas, adquieren consistencia únicamente en el momento de la medición. (Principio de indeterminación)

Esto significa que el observador altera lo observado por el mero hecho de su observación. Lo cual socava el supuesto clásico de la realidad objetiva, pero lo más impactante es que no es la unidad subatómica quien “decide” si se manifiesta como onda o como partícula, sino el observador.

· En 1930 Schröedinger desarrolló una ecuación que predice el comportamiento de una determinada partícula hasta un punto y a partir de ahí describe dos resultados igualmente probables para la misma unidad. En este punto, la ecuación se bifurca, de modo que la unidad tiene dos comportamientos diferentes en un mismo y único tiempo. En determinadas ocasiones, esta ramificación será seguida por otras hasta llegar a cuatro, ocho, dieciséis posibles resultados, ad infinitum. (Función onda partícula)

Esto quiere decir que a nivel subatómico, la materia no existe con seguridad, sino más bien “muestra tendencia a existir”. Estas partículas no son puntos materiales clásicos, de localización precisa, sino que son paquetes de ondas (probabilistas), es decir, una superposición de movimientos (potenciales) en todas direcciones.


· En 1935 el mismo Schröedinger propone un experimento imaginario para poner de manifiesto los efectos del indeterminismo cuántico. Sugiere la colocación de un gato en una caja que contenga cierta cantidad de material radiactivo, junto con un contador Gaiger capaz de captar el inicio de la radiación, y que al ser estimulado active una corriente mortal para el gato. Puesto que el momento exacto en que se produce la radiación no puede ser calculado, propone parar el experimento justo cuando la probabilidad de la radiación fuera del cincuenta por ciento. A continuación pregunta: ¿Cuál sería el factor determinante para encontrar al gato vivo o muerto?

· Tanto Bohr como Winger, dicen que la conciencia es la variable oculta que decide qué resultado tiene lugar efectivamente en el acontecimiento considerado. Con lo que, en lugar de “observador”, el investigador es un “participante” dentro de la manifestación de la realidad.

A partir de esto se puede deducir que cada uno de nosotros, lo sepamos o no, estamos creando la realidad que vivimos a través de nuestra conciencia manifestada en pensamientos, palabras y actos, que en última instancia son elecciones de las cuales depende si vamos a encontrar al gato de Sröedinger vivo o muerto.


· Algunos pioneros de la ciencia integral como Francella y la misma Danah Zohar, han comenzado a extrapolar este paralelismo a las características humanas, como agresividad o gentileza, por ejemplo, como rasgos potenciales, pero no existentes en una persona, que pueden ser “construidos” por un “observador” a partir de sus interacciones con dicha persona.

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