sábado, 8 de enero de 2011

Allan Percy La salud de Las Emociones

Todos los testimonios y reflexiones más impactantes de la vida del periodista y escritor neoyorquino, son fruto de sus vivencias a caballo entre la ciudad norteamericana de Nueva York y la española de Barcelona.

Entre ellas reparte su tiempo, y las ha recopilado en su último libro ´El buen tiempo del corazón´, de Zenith Editorial.

Autores de la talla del experto en autoayuda Alex Rovira; la coaching de empresas Pilar Jericó; el economista Eduardo Punset o y el doctor de terapia del sueño infantil Eduardo Estivil conforman la plana española de esta antología de los mejores consejos, que se mezclan con los principales columnistas norteamericanos, junto con libros históricos.

El tiempo ´emocional´
El autor compara la vida con un "taller de meteorología emocional", en el que cada persona pasa por distintos estados de ánimo como si de un cambio climático se tratase, en donde unas veces luce el sol y en otros momentos sobreviene la tempestad.

"A los horizontes amplios y radiantes le siguen las lluvias, con las que nos deshacemos de viejas tristezas y limpiamos el cristal con el que miramos el mundo", explica Percy.

"Nuestra naturaleza es dinámica y, sin embargo, vivimos lo que nos sucede como si fuera permanente.

Cuando nos sentimos tristes nos cuesta pensar que la tempestad acabará amainando. Del mismo modo, vivimos los momentos de alegría como si los rayos de felicidad no se fueran a apagar nunca", afirma el autor.

Cuando en nuestro ánimo se presenta la "nubosidad variable" en forma de cambios repentinos de humor, dudas y altibajos, el autor aconseja "ver la luz entre las nubes y afianzar el sol que hay en el interior".

Técnicas de distracción
Este periodista es partidario de desviar la atención de cualquier pensamiento negativo por un pensamiento placentero para realizar después la consiguiente actividad positiva, mediante lo que denomina "técnicas de distracción".

"Al practicar una actividad placentera como leer, escribir, cantar o cocinar activamos músculos, atención, y pensamientos que nos obligan a dejar de centrarnos en el pensamiento, ya que no pueden ejecutarse dos actividades opuestas al mismo tiempo", advierte el autor. A su juicio, la pena no puede aflorar sin nuestro consentimiento, por lo que si nosotros fuimos quienes la dejamos entrar en nuestra vida, también podemos alejarla de nuestra mente dando un giro positivo a los pensamientos que nos dominan.

Nubosidad variable
En esos momentos de "nubosidad variable" y de encrucijada, el autor se fija en las palabras del antropólogo Carlos Castaneda, ícono de la contracultura en la década de los años setenta, quien asegura que todos los caminos son válidos, siempre "que tengan corazón".

"Los caminos no llevan a ninguna parte, pero unos te otorgan un viaje placentero y otros te confunden y te arruinan la vida; unos te hacen fuerte y otros te debilitan seriamente", apunta el maestro. Por este motivo y para saber hacia dónde dirigirnos, Castaneda apunta esta hoja de ruta: "el camino sin corazón nunca es placentero y has de trabajar duro para entrar en él, mientras que un camino con corazón es fácil y no cuesta ningún recuerdo atravesarlo".

Otro consejo práctico ante la llegada de "nubes" es ser feliz en el intervalo, ya que nuestra vida está llena de altibajos y los cambios se suceden de forma cíclica, como las estaciones del año, según se asegura en el I Ching, un libro oracular chino.

"El cambio es seguro; a la calma siguen las dificultades; a la partida de los hombres malvados sigue su retorno.

Estas ocurrencias no deben ser motivo de tristeza, sino oportunidades para tomar conciencia, de modo que la persona sea feliz en el intervalo", asegura el I Ching en sus escritos. Lo que es esencial, ante las tormentas, es saber que todo es provisional y no aceptar una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo, subraya el periodista Jon Krakauer en su libro Hacia rutas salvajes.

El que no corre riesgos no hace nada
Y aún más esencial es correr riesgos en esta vida. Son palabras del columnista estadounidense William Arthur Ward, nacido en Louisiana en 1921, cuyas citas hacen una reflexión bastante a menudo sobre el optimismo y el pesimismo: el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, y el realista ajusta las velas. "Hay que correr riesgos, porque no hay peor riesgo en la vida que no arriesgarse a nada. La persona que no arriesga, que no hace nada, que no tiene nada? no es nada; tal vez evite el sufrimiento y el dolor, pero no aprenderá, no sentirá los cambios, no crecerá ni vivirá verdaderamente", subraya Ward, quien ha estado vinculado a organizaciones benéficas como Rotary, Cruz Roja o los Boy Scouts. Para Allan Percy, a los horizontes amplios y radiantes siguen las lluvias, con las que nos deshacemos de las viejas tristezas y limpiamos el cristal con el que miramos el mundo. En esta época de "precipitaciones", damos rienda suelta a nuestras emociones y creamos un clima beneficioso, "siempre que no nos precipitemos al creer que las lágrimas han llegado para quedarse", advierte Percy.

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