sábado, 15 de enero de 2011

Creencias Erroneas o Disonancias Cognitivas

Las Personas aveces nos cuesta actuar de acuerdo a la Etica.
Y lo que hacemos es Adaptar nuestra Etica a la Situación antes de Reconocer que ya nos Gustaría Actuar de Otra manera pero no podemos.
Tenemos que ser Realistas

Muchas veces estos comportamientros no son nada más qu INCONSCIENTES

No nos damos cuenta que estamos aquí para que se haga Justicia.




Uno de los modos que usamos para no sufrir es eliminar aquello que nos produce disonancia cognitiva. La teoría de la Disonancia cognitiva fue propuesta y estudiada por Leo Festinger, teniendo un gran impacto en la psicología social desde ese momento. Por explicarlo de un modo muy simple lo que la teoría explica es que cuando ante la realidad, encontramos un conflicto entre lo que pensamos y/o queremos y lo que realmente sucede, es muy posible que sin apenas darnos cuenta caigamos en las trampas de la disonancia cognitiva y actuemos de la siguiente manera: si no podemos cambiar la realidad, cambiamos nuestro pensamiento para que se adapte a la realidad y así no sentir el malestar que esa disonancia produce. Pero no hacemos ese cambio por voluntad propia, sino de manera inconsciente.
El ser humano persigue sentirse congruente, es decir, que aquello que piensa y cree se vea reflejado en sus palabras y acciones. Si yo creo en la justicia, querré tener comportamientos justos. Si en alguna ocasión, actúo injustamente, en función de cuanto me autoengañe pueden pasar dos cosas: que acepte que no he actuado según mis creencias y principios y cargue con el malestar que eso me genera o que me busque un modo de hacerme venir bien la situación para que parezca que no tenía más remedio, que era la mejor solución o que no había otra opción.
El caso del fumador es ejemplo paradigmático de cómo funciona la disonancia y el autoengaño. No es un ejemplo que suela nombrar pues el tabaquismo es una adicción y como tal se rige por unos parámetros algo distintos que otras acciones y comportamientos que podamos tener, que pueden ser más o menos un hábito pero no son adictivos. Pero como ahora está en la palestra debido a la nueva ley que prohibe fumar en lugares públicos, lo voy a usar como ya lo hice en otra ocasión que hablé de este tema pues es bastante claro. Hay muchos modos en que un fumador solventa la disonancia que le produce fumar y sus propias creencias respecto a la vida. Pongamos algunos ejemplos prácticos:
- Un caso no disonante, pero altamente improbable, sería el de aquel al que realmente le da igual su salud y la posibilidad de morir joven. Comento que es altamente improbable, pues el instinto de supervivencia suele estar presente en todos nosotros, pero podría darse el caso. Este sería el fumador no disonante, sé que es malo, no me importa morirme, valoro el placer que me aporta y lo hago.
- A partir de aquí casi todos los otros casos son disonantes, en mayor o menor medida. Un caso claro es el de la respuesta: “de algo hay que morir”. Es uno de los ejemplos más claros de autoengaño, pues muy pocas de las personas que dicen eso quieren morirse (a casi nadie nos gusta pensar en su propia muerte) y menos de un cáncer agónico. Es un modo de conjurar el malestar que les produce saber que hay estudios que vinculan enfermedades con el tabaco y así poder seguir fumando.
- Otro ejemplo es la respuesta: “es que los estudios están manipulados” o “no será que los científicos no se equivocan”. Es obvio que es un caso muy parecido al anterior, pero conjuro mi miedo a los efectos, queriendo creer que estos no existen.
- Tengo dudas de quién dice “lo hago por placer” y pone eso por encima de la supervivencia en su escala de valores de manera consciente. No tengo suficientes datos para poder afirmar en que caso nos encontraríamos, podría ser cualquiera de los tres anteriores pero me inclinaría a pensar que si indagáramos un poco más en realidad estaríamos en algo parecido al segundo o tercer ejemplo.
En el caso de la política un ejemplo de disonancia podría ser el que se produce cuando tienes datos bastante inequívocos de que un líder del partido político que sigues ha cometido algún tipo de corrupción o delito y como eso te produce malestar (atenta contra tus principios) optas por creer (pero de manera inconsciente, no por hipocresía) que eso datos están manipulados y que en realidad es inocente. Este caso es tan frecuente que da pavor….
Aprovecho también aquí para completar el post anterior de ¿Me conviene ir al psicólogo?, para explicar otra de las funciones del psicólogo: ayudar a la persona a darse cuenta de sus disonancias. Darnos cuenta por nosotros mismos es muy difícil, ya que es algo que opera de manera inconsciente. Aceptarlo de personas cercanas o amigos, depende mucho del carácter de cada uno, pero puede ser también complicado, pues si salta la resistencia y no queremos escuchar y el amigo bienintencionado suele darse por vencido. El profesional en cambio, anota la disonancia y la resistencia que se produce al sacarla a la luz y espera a una mejor ocasión o provoca mediante preguntas que salga a relucir el problema de fondo. Es su trabajo y está dedicado a ello. No está implicado emocionalmente en el tema, ni le afectarán tus decisiones. Por eso puede ser más objetivo y trabajar en la disonancia y en ese autoengaño, mejor de lo que lo haría un amigo o tu pareja.
Poco más me queda decir por el momento que preguntarte: ¿eres capaz de detectar tus disonancias o incongruencias?

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