sábado, 15 de enero de 2011

La Importancia de Fascinar y El Capital Erotico

Catherine Hakin
"Un Obama feo jamás hubiera ganado”
Texto de Lluís Amiguet
Foto de Graham Turner
La profesora de sociología Catherine Hakim ha dado contenido y seriedad al estudio del capital erótico basado en el atractivo de las personas. Sus estudios demuestran que en las sociedades avanzadas es una de las claves del éxito, no sólo en las relaciones sino en los negocios y la política. Catherine Hakim es pionera en el estudio del capital erótico en las sociedades avanzadas, un concepto de acumulación económica que ha sido descuidado por razones culturales que no han impedido, en cambio, que se hayan consagrado los estudios sobre el capital financiero, el social o el intelectual.

Desde el prestigioso departamento de Sociología de la London School of Economics, la profesora Hakim explica al Magazine cómo se ha enfrentado a los prejuicios machistas y feministas para poner los cimientos de una disciplina que puede cambiar el modo en que nos relacionamos.

Capital erótico: supongo que tendríamos que empezar por definirlo.
El capital erótico es la combinación del atractivo estético, social y sexual que ejerces sobre los demás miembros de la sociedad y especialmente sobre los del otro sexo.

¿Por qué no se ha estudiado todavía la influencia y leyes de ese capital erótico?
Por una combinación de la ideología patriarcal y la feminista. Las dos han rivalizado, aunque por diferentes razones, en trivializar y devaluar la influencia del capital erótico en nuestras vidas y sociedades. El feminismo, cada vez más influyente en la universidad, ha conseguido que el estudio del capital erótico fuera vetado en la investigación sociológica.

¿Por qué?
Antes de contestarle, debo ser aquí más precisa. En realidad ha sido el feminismo puritano anglosajón el que ha frenado esta investigación, porque siempre ha denostado todo aquello que tuviera relación con la sensualidad, la belleza, el placer y la sexualidad.

¿Los demás feminismos son más abiertos a la sensualidad?
Los feminismos continentales como el francés o incluso el alemán valoran el capital erótico y su influencia en las relaciones humanas, aunque tienen otros conceptos para definirlo.

¿De qué manera consideran ese capital las feministas francesas?
Una feminista francesa jamás criticaría a una mujer por vestirse con elegancia o usar maquillaje o intentar aumentar su charme personal en la conversación o la cortesía.
En cambio, el feminismo británico ha ridiculizado el sostén y ha anatemizado la depilación de las piernas e incluso la peluquería.

¿Por qué?
Lo han condenado con estrechez de miras como si fuera únicamente una estrategia para el placer y la sexualidad, porque de ese modo daban continuidad en el feminismo al puritanismo protestante, hegemónico en toda la cultura noreuropea. En cambio, los feminismos mediterráneos no son antieróticos y no condenan la sensualidad en la mujer.

¿El puritanismo feminista anglosajón es más influyente?
Sí y lo sufrimos. A mí se me ha criticado a menudo simplemente por ser académica y ponerme maquillaje. “Una investigadora debería parecer natural”. E incluso me ha interpelado alguna colega feminista: “¿Por qué pierdes tu valioso tiempo en la frivolidad trivial de maquillarte?”.

Más que una pregunta era una condena.
Esas colegas visten de acuerdo a las directrices feministas de una forma que sólo puede ser descrita como deliberadamente fea y carente de estilo, armonía de colores o la mínima elegancia. Esas feministas suelen vestir como si compraran toda su ropa en una tómbola de caridad de Oxfam.

¿El capital erótico tiene o no cada vez mayor peso del capital erótico en la política?
Desde luego, tanto en hombres como en mujeres. Los líderes políticos europeos –no sólo Berlusconi– han utilizado sin remilgos la cirugía plástica para mejorar sus papadas, bolsas bajo los ojos y calvicies. El propio Berlusconi tiene 73 años y yo diría que con el quirófano ha conseguido parecer diez más joven. Pero el caso más evidente y reciente de lo que digo ha sido aquí en el Reino Unido...

Cuéntenos.
En los tres debates televisivos que tuvimos se impuso el candidato con mayor capital erótico, Nicholas Clegg. No sólo porque es hábil e inteligente, buen orador y político creativo, sino además porque era delgado, elegante y, por qué no decirlo, atractivo. También el candidato conservador, actual primer ministro, David Cameron, sacó partido electoral de su capital erótico.

A juzgar por los resultados, fue decisivo.
Pero también en Estados Unidos, Barack Obama –seamos realistas– jamás hubiera llegado a ser el primer presidente negro de la historia si hubiera sido feo. El hecho de que fuera delgado, alto, elegante en sus maneras y siempre bien vestido fue de una gran ayuda en su carrera electoral, además, desde luego, de su indudable carisma y capacidad política.

Tiene usted toda la razón, pero en cambio decirlo es tachado hoy de frivolidad.
Espero que mi teoría cambie esa anticuada perspectiva: admitamos la realidad y estudiemos cómo funciona. Por eso, estoy preparando artículos y estudios sobre cómo el capital erótico influye en la política y las relaciones internacionales.

Me alegro.
Creo que las leyes del capital erótico, cómo se acumula e invierte, pueden estudiarse como se estudian las del capital social, intelectual o financiero. Y espero que mi estudio sirva –ya está sirviendo– para que la gente asuma la importancia de su atractivo personal sin complejos.

¿El capital erótico de la pareja que eliges para presentarte en público se añade al tuyo?
¿En quién piensa?

En el presidente Sarkozy y sus señoras.
Estoy de acuerdo con usted. Sarkozy siempre se ha casado con mujeres muy atractivas y creo que era consciente de que ese atractivo aumentaba el suyo. De hecho, sus dos últimas consortes habían trabajado como modelos. Pero también creo que Obama se ha beneficiado políticamente del atractivo y la inteligencia de su esposa.

¿Se puede ser presidente o al menos un líder influyente sin capital erótico?
Yo creo que la pregunta es: ¿Qué precio pagas por no tenerlo? Y ¿te lo puedes permitir?

Pues contéstela usted misma.
Si nadie se cuestiona la rentabilidad de dedicar 20 años de su vida a estudiar carreras, másters o idiomas para invertir en su capital humano e intelectual, ¿Por qué se considera irrelevante la inversión en aumentar tu atractivo personal? Mis datos demuestran que una pequeña cantidad de tiempo y dinero destinada a potenciar el atractivo personal logra enormes rendimientos en la influencia social y la retribución de los individuos.

Depende mucho también de la genética y el atractivo de los padres que te tocaran.
Esos mismos datos también evidencian que tal vez el concurso de la genética sea imprescindible para ser bella o bello, pero ser atractivo depende esencialmente de lo que inviertas en serlo. Y eso incluye desde la elegancia en el vestir o el acierto en el peinado hasta el sentido del humor o las habilidades interpersonales.

Hay casos desesperados de nacimiento.
Nacer feo es la oportunidad de llegar a ser atractivo. Si lo consigues, demostrarás, sobre los que nacen guapos, que eres capaz de superar con tu talento, una desventaja genética de partida. Y eso es tener muchísimo capital erótico.

Por ejemplo.
Jean-Paul Belmondo fue un paradigma universal de fealdad atractiva.

¿Algún otro más reciente?
Madonna. Vea sus fotos de juventud: era una chica que no se distinguía por su atractivo, pero supo invertir tiempo y dinero hasta acumular capital erótico suficiente para construirse un personaje camaleónico convertido ya en sinónimo de atractivo en todo el mundo. Y yo añadiría que a los 50 resulta más atractiva que la media de las mujeres de 25 años.

¿La mayoría de la gente es atractiva?
Los estudios demuestran que el 55 por ciento de los europeos son medianamente atractivos, por eso le decía que, con un poco de inversión, lograría colocarse por encima de lo habitual y aumentar enormemente su potencial.

Si vendes imagen, es fundamental.
Desde luego, en algunos sectores obtendrás más rendimiento de tu inversión en capital erótico que en otros, pero en todos es relevante. Por ejemplo, Richard Branson ha convertido su propio atractivo personal en el eje de un imperio, Virgin, con aerolíneas, distribuidoras de contenidos musicales y bancos a los que, además, ha dado una estrategia de marketing distintiva.

¿Woody Allen? ¿Warren Buffet?
Son casos interesantes que inciden en lo que decía antes: que el capital erótico no es sólo la hermosura heredada, sino, sobre todo, el atractivo construido a partir de una inversión inteligente en tu propia imagen.

Cite más ejemplos.
Las habilidades sociales y la autopresentación son fundamentales y ha mencionado dos casos de personalísima y creativa autodefinición en público. El primer paso es conocer quién eres y quién quieres ser y el segundo elegir tu estilo en consecuencia: cineasta o banquero, pero coherente.

¿Ir a la moda?
Es parte de esa inversión en capital erótico que depende exclusivamente de tu voluntad, pero le haré notar que la moda es más importante cuanto más rico y avanzado es el país. En Europa ir a la moda supone un valor mucho mayor que en países pobres, donde los estilos son mucho más estáticos y menos diversos, cambiantes e influyentes. No obstante, recuerde que la moda sólo es un pequeño factor del capital erótico.

¿Qué utilidad tiene su concepto?
La misma que supuso la formulación de capital y después sus variantes social o intelectual. El sólo hecho de enunciar un concepto hace que las personas tomen conciencia de una serie de realidades. Sólo espero que sea el primer paso hacia una sociedad más rica también en atractivo personal.

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