Las ondas cerebrales son un perfecto ejemplo de intercambio de información sincronizado que ocurre en el ámbito cuántico. Pero, ¿qué es exáctamente una onda cerebral? Y ¿hay alguna relación entre las ondas cerebrales y el sonido? El matemático griego Pitágoras fue el primer científico que examinó la naturaleza del sonido y de la vibración. Creía con una notable intuición que todas las formas de materia del universo emiten vibraciones, desde las estrellas más distantes hasta las partículas más diminutas dela Tierra: ¨Todos estos sonidos y vibraciones forman una armonía universal, en la que cada elemento, aunque siga teniendo su propia función y su propio carácter, contribuye al todo”. En la descripción más poética de Pitágoras sobre la relación entre sonido y materia, dijo: “La piedra es música congelada”.
“Acabo de tener una idea genial. Y otra y otra. Y otra! De hecho, tendrás miles de ellas desde que comiences a leer esta frase. Estas ondas de electricidad fluirán alrededor de nuestro cerebro cada segundo del día, permitiendo a las neuronas comunicarse mientras caminas, hablas, piensas y sientes.
Exactamente donde las ondas cerebrales se generan en el cerebro, y cómo comunican la información, es un misterio. Tal como comenzamos a responder a estas preguntas, las funciones sorprendentes de estas ondas de actividad neuronal brotan. Resulta que sustentan casi todo lo que sucede en nuestra mente, incluyendo la memoria, la atención e incluso la inteligencia. Tal vez lo más importante es que las ondas cerebrales casuales pueden dar lugar a perturbaciones mentales que sufren las personas con esquizofrenia, y los investigadores están estudiando estas posibilidades con la esperanza de encontrar tratamientos para esta enfermedad devastadora.
Entonces, ¿qué es exactamente una onda cerebral? A pesar de que anda de boca en boca en la vida cotidiana, el término “onda cerebral” tiene un significado específico en neurociencia, en referencia a los cambios rítmicos en la actividad eléctrica de un grupo de neuronas. Cada neurona tiene un voltaje, que puede cambiar cuando el flujo de iones está dentro o fuera de la célula. Esto normalmente se desencadena por la estimulación de otra célula, y una vez que la tensión de una neurona ha llegado a un cierto punto, también se activará una señal eléctrica a otras células, repitiendo el proceso. Cuando muchas neuronas “chutan” al mismo tiempo, vemos los cambios en la forma de la onda, tal como los grupos de neuronas están agitadas, en silencio, otra vez agitadas de nuevo todo al mismo.
En un momento dado, una serie de ondas cerebrales barren el cerebro, cada una oscilando en una frecuencia diferente, clasificadas en bandas llamadas alfa, theta, beta y gamma, y cada una asociada a una tarea diferente. Esta actividad rítmica resulta ser la manera perfecta de organizar toda la información que llega a nuestros sentidos. Cada sensación que sentimos, desde el picazón de un jersey hasta el zumbido de un teléfono móvil, provoca una lluvia de señales neuronales.
Las ondas cerebrales pueden aportar claridad en esta tormenta eléctrica mediante la sincronización de toda la actividad que corresponde a un solo estímulo - las palabras en esta página, por ejemplo – que tienen una determinada frecuencia, mientras que las neuronas que asisten a otro estímulo chutan una frecuencia diferente. Esto permitiría a las células del cerebro sintonizar con la frecuencia que corresponde a su tarea particular, haciendo caso omiso al resto de señales, en gran parte de la misma manera que captamos ondas diferentes de las estaciones de radio.
“Los cerebros tienen problemas para distinguir la señal y el ruido”, dice Karl Deisseroth, profesor de bioingeniería en la Universidad de Stanford en Palo Alto, California. “Hemos encontrado que para que una neurona A pueda hablar con la neurona B, es necesario que se pueda transferir la información para que se pueda sincronizar su actividad.”
La importancia de la señal de sincronización se hace evidente cuando se considera los diferentes aspectos de la sensación - color y forma en la visión, por ejemplo – que se procesan en distintas partes del cerebro antes de ser enviadas a otra región que los une de nuevo. “Imagínate que estás buscando una manzana”, dice Deisseroth, “el rojo de la manzana y la redondez son recogidos por diferentes células en el cerebro, pero tú no ves una cosa roja y otra cosa redonda por separado sino un solo elemento”.
La actividad rítmica de las ondas cerebrales aseguran que todas las señales pertinentes a la sensación llegan a la región de unión exactamente al mismo tiempo. Esto permite a las neuronas receptoras procesar las señales juntas, recombinando todas ellas en una sola sensación. “Si las neuronas están oscilando a la misma frecuencia, las señales de un estímulo serán tratados en conjunto porque los disparos entran al mismo tiempo, y en el mismo punto de la oscilación, de modo que el objeto se percibe como un todo en lugar de elementos independientes “, explica Laura Colgin en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim.
Más allá de su papel en la unión de todos los aspectos de una sensación, sin embargo, ciertas propiedades de las ondas cerebrales permanecen oscuras. Por ejemplo, ¿cómo llevan a cabo sus características específicas, como la sincronización del ritmo de cada onda en la influencia de lo que vemos, oímos o recordamos? “Estamos sólo empezando a comprender estos mecanismos”, dice Deisseroth.”
Casi 2,500 años después de Pitágoras, los físicos cuánticos han demostrado que el antiguo matemático tenía razón: todos los entes del universo emiten vibraciones, por muy sutiles que sean. El físico Fritjof Capra, en el Tao de la Física, escribió: Los modelos rítmicos aparecen a lo largo del universo, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Los átomos son modelos de onda de probabilidad, las moléculas son estructuras vibrantes, y los organismos vivos manifiestan modelos múltiples e interdependientes de fluctuaciones”. Un experto en canto, el doctor Robert Gass también ha contribuido significativamente a desarrollar esta perspectiva: “El sonido es un puente importante entre dos mundos, un puente entre el espíritu y la materia. A través dela energía vibratoria que es el sonido, el mundo invisible puede hacerse visible y tocar este plano físico.” Otro principio científico que potencia la fusión de sonidos es la resonancia. Cada objeto tiene su frecuencia natural de vibración y cuando una vibración golpea un objeto con una vibración similar, los dos objetos empiezan a resonar o a vibrar juntos armónicamente. Además cada uno vibrará con más fuerza”.
Lo que está claro es la influencia del sonido en las ondas cerebrales y por tanto en el cerebro y desdxe luego hay terapias, entre ellas el Quantum que pueden darte información sobre el estado de tus propias ondas cerebrales y rectificar la frecuencia en la que vibran. Además las frecuencias de solfeggio afectan a las onas produciendo efectos terapéuticos.
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