domingo, 19 de junio de 2011

No sabemos Del Cerebro: Ondas Cerebrales

Ondas cerebrales en un ataque epiléptico. Nature.

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El control mental del ordenador cumple 1.000 días en funcionamiento Por primera vez se han logrado visualizar y definir las ondas cerebrales que nos sirven para diferenciar los recuerdos verbales falsos de los verdaderos gracias a un estudio realizado en la universidad de Pensilvania, en Estados Unidos.

Pruebas realizadas con un electroencefalograma intracraneal permitieron registrar los patrones de actividad electrofisiológica previos a las respuestas cerebrales que nos permiten distinguir entre memoria verbal falsa y verdadera, explican los autores de la investigación en la revista Psychological Science.

Se trata del primer estudio que ha conseguido definir con exactitud este tipo de ondas cerebrales vinculadas a recuerdos verbales, gracias a imágenes de resonancia magnética del cerebro humano obtenidas con electrodos intracraneales aplicados a enfermos de epilepsia.

Tarea de memoria

Un total de 52 pacientes (de edades comprendidas entre los ocho y los 53 años, 20 de ellos mujeres) que padecían un tipo de epilepsia resistente a los medicamentos, y que habían sido sometidos a la implantación quirúrgica de electrodos durante una o dos semanas para localizar el área o áreas cerebrales donde se originaban sus ataques epilépticos, fueron los participantes de la prueba.

Aunque los ataques epilépticos pueden controlarse con medicación en dos tercios de los casos, en otros sin embargo es necesaria la cirugía para eliminar las zonas cerebrales en que se originan los ataques. Identificar las señales neuronales que garantizan un almacenaje adecuado de nuestros recuerdos y de su recuperación ayudaría a los neurocirujanos a reducir los déficits cognitivos resultantes de la cirugía contra la epilepsia, señalan los autores del estudio.

Por eso se realizó esta prueba con pacientes muy concretos, a los que se les pidió realizar una tarea que consistía en memorizar unas listas de palabras que debían recordar más adelante. Cuando posteriormente se les preguntó por ellas, los voluntarios recordaron cierto número y también cometieron errores, recordando palabras que en realidad no estaban incluidas en el ejercicio.

Ondas gamma

Las listas fueron diseñadas con entre 15 y 20 nombres comunes. Durante el curso de entre una y cuatro sesiones, los participantes recibieron entre nueve y 60 tests sobre las palabras estudiadas, en función del interés y disponibilidad de los propios pacientes para hacer la prueba. Con un ordenador, se controlaron los estímulos y se registraron las respuestas de cada individuo.

Mientras los voluntarios realizaban la prueba, los científicos observaban la actividad eléctrica de sus cerebros, con el fin de determinar si podían asociarse ondas cerebrales específicas con el aprendizaje de memoria y la recuperación de recuerdos verdaderamente aprendidos.

Así, descubrieron que una rápida onda cerebral, conocida como ritmo gamma, se incrementaba cuando los participantes estudiaban de memoria una palabra para luego recordarla. Las mismas ondas gamma (de entre 44 a 64 hertzios o unidades de frecuencia), además, también se incrementaban en el medio segundo antes de que los participantes recordaran correctamente una palabra. El voltaje de dichas ondas se incrementaba entre 50 y 100 veces por segundo en estas circunstancias, informa la universidad de Pensilvania en un comunicado.

Distintos patrones de actividad

Per B. Sederberg, neurocientífico e investigador de dicha Universidad, señaló que los análisis revelan que existe un mismo patrón gamma de actividad oscilatoria en tres regiones del cerebro: el hipocampo, la corteza prefrontal y el lóbulo temporal en dos momentos distintos: el de memorizar y el momento posterior, el de traer a la memoria un recuerdo determinado. De hecho, esta actividad reflejaba que las palabras habían sido bien memorizadas.

Por otro lado, la medición temporal de estos efectos oscilatorios ha sugerido que las señales eléctricas de recuperación de los recuerdos se inician en el hipocampo, y después se expanden por la corteza cerebral. Los falsos recuerdos provocaron por el contrario un patrón distinto de oscilaciones gamma, posiblemente reflejo de la recuperación de información contextual asociada con experiencias pasadas, señalaron los investigadores.

Según Michael Kahana, otro autor del estudio, puede verse la diferencia en la actividad cerebral justo antes de recordar algo que realmente ha pasado en comparación con algo que en realidad no ha sucedido.

Las técnicas de mapeo de las redes cognitivas del cerebro, cada vez más desarrolladas, podrían ayudar a tratar diversas enfermedades neurológicas, incluidas la depresión, la esquizofrenia, los daños cerebrales por traumas o los desórdenes afectivos, aseguran los expertos.

Controversia sobre los falsos recuerdos

Existe una importante controversia científica sobre los así llamados recuerdos falsos, ya que recientes descubrimientos han sembrado dudas sobre la autenticidad de todo lo que recordamos como cierto, por lo que la investigación sobre los recuerdos verbales debe contribuir a esclarecer el conocimiento sobre la memoria.

Ya informamos en otro artículo que científicos norteamericanos habían descubierto, a través de las imágenes de resonancia magnética funcional de los cerebros de 40 voluntarios, que no sólo los hechos emotivos que nos ocurren tienen un espacio relevante en la memoria, sino que la mera preocupación por lo que va a ocurrir se graba en el cerebro con la misma intensidad que un recuerdo negativo real, incluso antes de que ocurra. Según esta investigación, la preocupación puede convertirse en el recuerdo de un hecho que todavía no ha ocurrido.

Asimismo, en un anterior artículo informamos que investigadores de Estados Unidos habían descubierto la forma de implantar falsos recuerdos en las personas, ya sea modificando episodios personales, ya sea fabricando sucesos que nunca ocurrieron pero que se recuerdan como reales. El 25% de la población es susceptible de asumir recuerdos imaginarios, incluidos los de episodios relativos al primer año de vida, mediante recursos que desvelan lo fácil que es engañar a la memoria.

La investigación de la Universidad de Pennsylvania se enmarca en esta línea de investigaciones y arroja nueva luz sobre los mecanismos cerebrales de formación de recuerdos, falsos y verdaderos, así como de los que determinan la autenticidad de un recuerdo, aunque en el caso de esta investigación se refiera sólo a un recuerdo verbal, es decir, a la memoria de palabras aprendidas.

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