¿Cuál fue su punto fuerte como tenista?
Mi talento, me decían... Pero también me advertían que me faltaba fortaleza, disciplina, constancia...
¿Y era verdad?
Sí: me faltó trabajar más el día a día. ¡Pero entonces yo no lo veía, y no hacía caso!
¿Cuál fue su mejor momento?
El año 1992: lo empecé en el puesto 50.º de la ATP, y en seis meses llegué al 10.º puesto. Mantenerse es lo difícil. Dejé de competir a los 31 años, la edad promedio de dejarlo.
¿Y qué hizo con su vida?
Dedicarme a la comunicación y al marketing en el mundo del tenis. Y así fue como me encargué de Rafael Nadal.
¿En qué consiste su trabajo?
Busco contratos con marcas relacionadas con la industria del tenis (raquetas, ropas…) y que quieren identificarse con un jugador.
¿Qué tipo de marcas?
De coches, relojes, bancos, seguros, alimentos... Pero sólo tres o cuatro tenistas cotizan en este mercado.
Y Nadal es uno de ellos.
Nadal, Federer, Sharapova...
¿Ha rechazado alguna marca?
Sí, la de una empresa de juego.
¿Algún otro caso delicado?
Con Nadal hacemos una campaña de ron Bacardí sobre cómo beber responsablemente, y otra de calzoncillos Emporio Armani. Están bien pensadas para resultar atractivas.
¿Cuándo conoció a Rafael Nadal?
Lo vi jugar aquí, en el Real Club de Tenis Barcelona, a los doce años. Y cuando tenía quince años empecé a trabajar para él.
¿Qué tenía de especial Nadal?
Carisma. Te parabas a mirarlo. Tenía magnetismo, algo especial, contagioso, positivo.
Hoy deben de ser íntimos, ¿no?
Sí, somos confidentes: hay feeling, mucha convivencia, disputamos acerca de todo...
¿Disputan?
Con espíritu deportivo: Rafa es muy, muy competitivo, en todo: ¡hasta discutiendo!
¿Y cuál es la mejor virtud de Nadal?
Su cabeza: privilegiada, entrenada para superar cualquier obstáculo y contrariedad.
¿Qué porcentaje del éxito de Nadal podríamos atribuirle a usted?
Esa no es pregunta para mí. Lo que sí puedo decirle es que Rafa es muy, muy leal: se mantiene fiel a su equipo, pase lo que pase...
¿Qué equipo es ese?
El equipo del que se rodea desde hace muchos años. Seguro que hay en el mundo algún mánager que lo haría mejor que yo, y Rafa podría cambiarme... ¡Pero él apuesta por mantenerse fiel a su equipo de siempre!
¿Quiénes forman el resto del equipo?
Un entrenador (su tío Toni), un preparador físico, un médico, un fisioterapeuta, un jefe de prensa y yo, su agente de publicidad, marketing e imagen.
¿No puede aconsejarle que pase de ser hincha del Real Madrid a serlo del Barça?
No, ja, ja: son lealtades de la infancia, y eso no se cambia. Pero Rafa sabe reconocer cuál es hoy el mejor equipo del mundo...
¿En qué aspectos convendría corregir a Nadal?
¿Tenísticos? Eso es cosa del entrenador: jugaba lejos de la línea, defensivo, corría demasiado... Y hay que perfeccionar su saque.
¿Y en aspectos no deportivos?
Es difícilmente mejorable, y eso se debe a su familia, su entorno. Aquí hay poco diseño. ¡Yo no hubiese reaccionado tan bien cuando le llamó esa radio una madrugada...!
Una llamada telefónica que le rompió el sueño, haciéndose pasar por su madre.
¡Yo los hubiese enviado a hacer puñetas! Pero Rafa, en cambio, fue educadísimo: es algo que va con él. Expuesto continuamente a los medios como está..., ¡y sabe siempre cómo comportarse!: eso no se diseña.
¿De dónde le viene esa templanza?
De niño fue el único nieto durante años, siempre rodeado de adultos..., y eso le hizo madurar pronto. Tiene mucho desparpajo. Y saber idiomas le permite dar buena imagen en muchos lugares.
En el 2005, usted decía: “Nadal quiere ser el mejor tenista español de la historia”.
Y hoy yo creo que ya lo es. Y está en racha para ser el mejor deportista de la historia de España: por carrera, calidad humana, dedicación, saber hacer, corrección... Rafa sabe tratar a todo el mundo sin distingos.
¿Quién es el mejor tenista mundial de la historia?
Los datos cantan: Federer ha ganado 16 torneos Grand Slam, 16 de ATP Master 1.000...
¿Trabajaría usted para un tenista del carácter que tenía McEnroe?
¡No! No podría estar con él. Cuestión de química. En este trabajo tiene que haber diálogo... Si el cliente no te escucha, acabas por distanciarte, te desanimas...
Con esos contratos, Nadal debe de ganar mucho dinero: ¿qué hace con él?
Él no es muy consciente de las cantidades que genera, no piensa en eso: su padre se encarga de invertir. Y en parte va a la fundación en beneficio de niños discapacitados.
¿Le consulta Rafa aspectos personales, por ejemplo, cuándo sería mejor casarse?
¡No! Todo lo relativo a su vida personal lo madura él, y es siempre muy consecuente.
¿Cómo es un día normal de Nadal?
Lo llena con su hiperactividad, no para: a las siete se levanta, a las ocho juega a golf...
Ahora que ya es el tenista número uno del mundo, ¿qué mueve hoy a Nadal?
Ser el mejor deportista de la historia.
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