miércoles, 30 de junio de 2010

"EL CEREBRO, UNA MÁQUINA DE CONFABULACIONES"

"EL CEREBRO, UNA MÁQUINA DE CONFABULACIONES"
Sonia G. Sainz

Francisco J. Rubia, catedrático de Fisiología Humana en la Complutense de Madrid acaba de publicar el libro El cerebro nos engaña. Ha escogido este título porque en su opinión el cerebro se engaña a sí mismo, ya que es una máquina de confabulaciones y fantasías, generadora de mitos, religión e irrealidad.

Francisco J. Rubia, catedrático de Fisiología humana en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha llegado a la conclusión de que el cerebro se engaña a sí mismo. Para explicar el por qué de ese engaño, Rubia ha escrito el libro El cerebro nos engaña, de la editorial Temas de Hoy y que ha sido presentado en Madrid.

"Desde un punto de vista riguroso, El cerebro nos engaña es poco apropiado, ya que detrás del nos se encuentran también cerebros, y es de suponer que el cerebro no se engaña a sí mismo; no obstante, coloquialmente puede usarse para dar a entender que, aparte de ser un aparato razonador, el cerebro es una máquina de confabulaciones y fantasías, generadora de música, mitos, religión e irrealidad. Ese es el sentido de la frase", ha explicado Rubia.

Supervivencia

Rubia, al referirse al hilo conductor de su escrito, asegura que el cerebro es un dispositivo fruto de la selección natural y dedicado al servicio de un organismo vivo, y la meta de todo organismo vivo a lo largo de la evolución ha sido la supervivencia: "Este órgano es capaz de suplir informaciones que le faltan recurriendo a la fantasía y a la confabulación con tal de asegurar esa supervivencia".

Rubia, también director general de Investigación de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, rechaza y, así lo recoge en el libro, el dualismo cartesiano que implica la existencia de una mente separada del cerebro: "La mente es un producto del funcionamiento del cerebro, afirmación que cada vez tiene más fuerza por los resultados del estudio de lesiones cerebrales que afectan a la mente, y el de la acción de las drogas que, ingeridas, tienen un claro efecto sobre las funciones mentales". Esta actitud -afirma- lleva a asumir que la mente, como producto de la función cerebral, tiene una historia, una evolución, "lo que significa que en las especies que nos han precedido tienen que existir estructuras y funciones precursoras de las nuestras".

Fantasmas

Rubia afirma que más que real nuestro mundo es cerebral: "Los sentidos no nos engañan, es el cerebro el que interpreta lo que le conviene de la información que los sentidos le aportan".

En su opinión, sólo hacemos uso de aquella realidad que interacciona con nuestro cerebro y es el resultado de esa interacción lo que conservamos y utilizamos. Los mapas de esa realidad que hemos internalizado y con los que el cerebro funciona no son la realidad misma. El mismo concepto de realidad tiene que ser una ficción, ya que nosotros sólo podemos captar y actuar con nuestra realidad cerebral".

Otro de los capítulos que mencionó fue el de las emociones: "Las emociones juegan un papel importantísimo en nuestra conducta, pero también en nuestras funciones cognitivas".

A su juicio, es el sistema que menos se conoce, en el marco de las funciones cerebrales que se han estudiado. Rubia lo achaca a que como está basado en estructuras subcorticales, la neurofisiología no le ha prestado la suficiente atención.

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