sábado, 9 de abril de 2011

Antonio Diaz Deus

Eneagrama y Coaching. Extracto del libro "El coach como chamán".

Podemos considerar los vicios o patologías fundamentales que afectan a la sociedad patriarcal: el autoritarismo, reflejo colectivo del miedo; el conformismo, eco colectivo de lo que es la inercia psicoespiritual en el individuo, y el espíritu mercantil, que podemos entender como complicación social de la mercantilización o prostitución de la vida, que a su vez es parte de la vanidad. C. Naranjo.


La primera vez que oí hablar del Eneagrama fue de la mano de Claudio Naranjo en el año 1992. Desde entonces, ha estado presente en mi vida como algo vivo, sabio y generoso. Este artículo lo escribo desde un profundo agradecimiento al Eneagrama, con el que me siento en deuda. Confío que estas palabras contribuyan a hacerlo más respetado y comprendido, especialmente en el mundo de las organizaciones.

El primer sistema escrito de un mapa de caracteres que se conoce fue escrito por Teofrasto, sucesor de Aristóteles, quien describe los caracteres de forma clara e irónica. Tenemos al vanidoso (“la vanidad parece ser un deseo mezquino de ostentación”), al tacaño (la tacañería es una ausencia de generosidad en lo que atañe al gasto”), al altanero (“la altanería es un cierto desprecio de todo lo que no es uno mismo”), la cobardía (“la cobardía parece ser una cierta deficiencia de espíritu causada por el miedo”), el charlatán (“la charlatanería es una propensión a hablar mucho y fuera de propósito”), y así hasta un total de 30 caracteres.

Carl Jung estableció también distinción de tipos. Él habló de lo que llamó la relación con el objeto, que podía ser extrovertida, que indicaba un interés hacia el objeto o introvertida, que implicaba un retirarse del sujeto. También habló de las funciones racionales, el pensamiento y el sentimiento y de las funciones irracionales, la sensación y la intuición (Jung, 1994). Este mapa ha tenido mucha popularidad en el mundo de las organizaciones y es la fuente de muchos modelos que se usan habitualmente.

El Eneagrama es un mapa de conocimiento introducido por George Gurdjieff en Occidente a mediados del siglo pasado y que, según algunos, hunde sus raíces en la zona de Babilonia hace más de 2.000 años. Oscar Ichazo ha sido al parecer el heredero de este conocimiento. En los años 70 Claudio Naranjo lo aprende de Ichazo en un retiro en el desierto de Arica, en Chile y comienza a desarrollarlo para su uso en contextos terapéuticos.

No pretendo animar al futuro coach a que utilice este mapa como un elemento de diagnóstico y para poder recetarle planes de acción estandarizados a la medida de su Eneatipo, ya que me parece un uso poco profesional del Eneagrama. Antes bien, el Eneatipo informa al cliente de su posicionamiento y le indica posibles trayectorias de desarrollo, por lo que es una valiosa herramienta para manejarse en la incertidumbre. En todo caso, para ser comprendido en profundidad, necesita de un aprendizaje experiencial

En su forma más popular, el Eneagrama es un mapa caracterológico muy exacto, que arroja luz sobre los comportamientos de las personas, sus motivos, intenciones, estrategias y estructuras de carácter y a, veces, sus deseos, necesidades y miedos. Una mirada más profunda nos acerca al modelo de Gurdjieff del hombre tricerebrado. El Eneagrama contempla los tres centros que hemos comentado hasta ahora: un centro emocional relacionado con la madre, que se divide en inferior y superior; un centro intelectual que se relaciona con el padre y que también se divide en inferior y superior; finalmente, el centro instintivo que se subdivide a su vez en otros tres: instinto de conservación, instinto sexual e instinto social.


El Eneagrama consta de 9 caracteres o Eneatipos y cada Eneatipo tiene tres formas distintas de expresarse (los instintos), con lo que tenemos 27 tipos caracterológicos en total. No es el objeto del presente trabajo entrar en la descripción de los Eneatipos, ya que hay muchos libros en el mercado que lo hacen con excelente fortuna. Sí pretendo indagar en el Eneagrama desde la perspectiva del Coaching enfocado en soluciones y proponer alguna idea para trabajar con esta herramienta. En todo caso, mi propósito con este artículo es motivar al lector a usar el mapa de los Eneatipos de una manera profesional en los procesos de Coaching y consigo mismo, y hacerle ver su potencial transformador; esto es mucho más que una descripción de caracteres y de remedios.


Al parecer, el niño desarrolla su personalidad o estructura del carácter en sus primeros siete años de vida. Esta estructura consta de estos tres centros y que aquí forman una pasión y una fijación específicas para cada rasgo (centros emocional e intelectual respectivamente) y un instinto dominante, ya sea de conservación, sexual o social. Las personas, con el instinto de conservación como dominante, priorizan el trabajo y la tarea, su foco de atención es “uno mismo”; las que tienen el instinto sexual son personas que priorizan las relaciones, su foco de atención es “el otro”; finalmente, aquellas que tienen el instinto social o de posicionamiento como dominante, son personas que priorizan el entorno, su foco de atención es “el contexto”. Como vemos en el cuadro siguiente, es significativo comprobar las similitudes entre los subtipos del centro instintivo del modelo de los Eneatipos y los motivos de McClelland.

Según mi experiencia, en intervenciones en organizaciones, las personas que son de subtipo social, tienden en general a tener motivos externos de posicionamiento, les gusta mirar a su alrededor y determinar qué posicionamiento quieren para sí mismos. También he notado que las personas con motivos de logro o de tarea son mayoritariamente del subtipo conservación y, finalmente, las personas de subtipo sexual habitualmente suelen tener motivos externos de afecto.


Este es un modelo útil y válido para el coach. Vemos como la intención del cliente tiene que ver con sus motivos externos y también con su instinto dominante. Con el modelo de los subtipos del Eneagrama, introducimos matices que el coach puede aprovechar para equilibrar su propio instinto y para trabajar en la integración de los instintos de su cliente. Recuerdo una empresa de juguetes que tenía un equipo de negociadores muy talentosos. Trabajé como coach en la intención que tenía cada negociador. Así, había tres tipos bien diferenciados: negociadores que priorizaban la tarea, el reto, el beneficio; negociadores que priorizaban la relación, el sentirse bien con su contrincante, un buen ambiente de trabajo; el tercer tipo eran los que priorizaban el poder, el prestigio, el reconocimiento. Equilibrar a cada negociador para que pudiera tomar conciencia de los sesgos que imprimía a sus acciones fue una intervención generativa que se basó en equilibrar los tres instintos de cada negociador.

Aquí la metáfora de Gurdjieff se hace realidad ya que, además del trabajo sobre el centro instintivo (el carruaje), también podemos intervenir sobre el centro emocional (el caballo) y sobre el intelectual.(el cochero) para que el Ser del cliente, el pasajero del carruaje, emerja y se desarrolle. El pasajero toma el control, la esencia o el ser del cliente emerge y crece. Iremos viendo los caminos de desarrollo tanto en el centro emocional como en el intelectual.

Según Naranjo, albergamos en nosotros dos personajes, un ser enfermo que es el eco de un mal colectivo en la sociedad y un ser esencial. La idea de recuperar la salud pasa por debilitar nuestro ser enfermo “y que nuestra parte sana, liberada de interferencias, vaya asomando o naciendo”.

Antonio Diaz Deus. El coach como chamán.

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