domingo, 6 de junio de 2010

La verdad.

La verdad.
La pregunta es: ¿qué verdad? ¿la de quién? ¿en qué condiciones? ¿Existe una Verdad con mayúsculas?

No hay sólo una verdad. En el plano que nos movemos no podríamos asimilarla. Sólo los grandes iniciados pueden tener acceso a una parte de ella.

¿La de quién? La que la que te hace vivir plenamente la vida actual. Por eso no hay dos verdades iguales. Tu verdad (tu objetivo) no es el mismo que el de otros.

Cada uno de nosotros debe buscar su verdad. Y al encontrarla, estaremos más cerca de la VERDAD colectiva. La que sólo se puede vivir con el alma y en el alma.

La verdad, la que se escribe con minúsculas, esa solo la podrás alcanzar... viviendo. Viviendo lo que desprecias, lo que te parece aburrido, lo que te parece absurdo, lo que es insustancial, lo que desearías borrar.

Esa es nuestra verdad. Y justo ahí, está la sencillez.

La verdad es lo que es, es la realidad de las cosas. No hay que irse muy lejos a buscarla, no hay que leer libros, ni siquiera buscar o anhelar esta o aquella experiencia para encontrar la verdad. No se necesitan conocimientos, ni creencias, ni experiencias para poder ver la verdad. Muy al contrario, libros, conocimientos, experiencias, recuerdos... todo ello nos ciega a la luz que nos pueda venir de la realidad de las cosas, de lo que es tanto en "nuestro interior" como en "nuestro exterior", las cosas y personas que nos rodean.

Sí, no podemos buscar la verdad porque la tenemos... ¡¡delante de nuestras narices!!.

Y la verdad, la Vida es como un libro abierto que nos habla de ella misma. Vamos a ver lo que te dice a ti.

Ahora mismo ¡despierta, deja de leer!, atiende con todo tu ser a todo lo que te rodea, personas, animales, plantas, cosas, sin dar nombre a nada, sin juzgar, con la mente en silencio pero el cerebro intensamente alerta. ¿No te parece todo intensamente nuevo, fresco? ¿es verdad que "conoces" lo que ves? ¿conoces a tu esposa, a tus hijos, a las personas que tienes a tu lado? ¿De verdad que los conoces? ¿O por el contrario te parece todo nuevo, desconocido e imposible de nombrar sin perder conciencia de su realidad?

¿Cómo crees que puedes nombrar con tu mente y contener en ella la inmensidad de la Vida presente, precipitada, en una rosa, en un niño, en una estrella?

Si se te ocurre "nombrar", utilizar la mente, y con ella todos sus recuerdos y experiencias perderás ese "lugar de observación".

Si ves una mesa y tu mente te dice "esto es una mesa, y enumera las características de esa mesa perderás la frescura, porque lo que tu tienes, lo que vives en ella no es en verdad la mesa.

Si juzgas perderás "la Vida", entrarás dentro de tu mente, de tu memoria, de tus recuerdos y experiencias... y eso en verdad que no es la realidad de "lo que es".

Sencillamente ve, ve intensamente.

Si lo logras estarás en el momento eterno, en la ETERNIDAD, y desde aquí podremos comprender el tiempo, la muerte, el amor... y posiblemente la Verdad.

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