miércoles, 6 de octubre de 2010

Riky Fowler: Hacer lo que te gusta

El 'chavalín' de la Ryder



Con Rickie Fowler, sus 21 años y su emocionante historia, llega algo más que un traspaso: es el desembarco arrollador de una nueva generación y un modo novedoso de plantear un juego tan antiguo como el golf.
Fowler viste siempre de naranja, el color corporativo de su Universidad de Oklahoma

Fowler viste siempre de naranja, el color corporativo de su Universidad de Oklahoma

Cuando el pasado mes de septiembre el capitán del equipo estadounidense de la 'Ryder Cup 2010', Corey Pavin, anunció la 'alineación' americana muchos se sorprendieron. Por un lado accedía a convocar al número uno del mundo, el veterano Tiger Woods, pese a su mal año marcado más por su vida amorosa que por sus resultados. Por otro lado llamaba a Rickie Fowler, lo más opuesto a Woods que uno se pueda imaginar, tanto en experiencia como en juego. Con Fowler y sus 21 años llega algo más que un traspaso personal: es el desembarco arrollador de una nueva generación y un modo novedoso de plantear un juego tan antiguo como el golf. Pavin, el capitán del equipo americano, se la jugó con este alevín: “Es una corazonada... Creo que se lo merece”, dijo, y la apuesta le salió redonda.

Probablemente, si un guionista de Hollywood se hubiera inventado el personaje de Rickie Fowler, los críticos lo hubieran tachado de inverosímil: demasiado perfecto. Todo en él tiene un punto cinematográfico, la historia de Rickie, nacido en California, es la apoteosis yanqui del "de la nada a la gloria". Ni siquiera el golf fue su primer amor. Brilló en el motocross desde niño siguiendo la estela de su padre, Rod, que había sido toda una estrella de este deporte. Pero tras una aparatosa caída en la que se rompió tres huesos decidió aparcar la moto. Para su rehabilitación le recomendaron un deporte tranquilo y se echó los palos al hombro.

Su formación no puede estar más alejada del clásico recorrido que siguen los aspirantes de este deporte. Lejos de los clubs de golf privados y del ambiente elitista que los rodea, Fowler se forjó en campos de golf públicos protagonizando una auténtica historia de superación personal. Cuatros años más tarde se convertía en el único golfista en la historia al que se nombraba jugador del año de la NCAA (Asociación Nacional Americana de Fomento del Deporte, famosa por sus becas) antes de cumplir los veinte.

El verdadero reflejo de su historia es su juego, con el que parece querer comerse el campo y dar a los momentos más difíciles verdaderos toques de genio y tensión. Arriesga prácticamente en cada hoyo, ignora las formas consagradas por la tradición, no conoce la palabra prudencia y convierte su juego en una verdadera película de acción. Con su cara de niño, que parece recién sacada de Disney Channel, consiguió el pasado lunes subir el ritmo cardiaco de los 35.000 espectadores que veían la final de la Ryder en el Celtic Manor. Su equipo no consiguió la deseada copa, pero apunto estuvo el joven Fowler de aguar la fiesta europea. Ganó los tres últimos hoyos y arrebató medio punto a Europa en un momento crucial.

El indomable Will Hunting con un hierro 7 en la mano, un chavalín que dará mucho que hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario