El éxito es un logro no un regalo.
Es cierto que muchas veces necesitamos que alguien nos de impulso pero la verdadera motivación es la que surge de la propia persona.
Jesús García en su libro “Haga que lo hagan” afirma que la motivación se genera en nosotros mismos cuando encontramos un sentido a lo que hacemos, nos proponemos metas y tenemos expectativas de conseguirlas. Aquí es donde encontramos la motivación más efectiva porque no necesitamos que las condiciones del entorno sean las óptimas, porque nosotros mejor que nadie conocemos nuestras necesidades y porque perdurará en el tiempo más que ninguna otra, pues el logro nos lleva a seguir luchando cada vez con más fuerza por objetivos cada vez más desafiantes y más estimulantes para nosotros.
En “Hasta las águilas necesitan un impulso” de David McNally se expone que la gente segura de sí misma, que tiene capacidad de decisión y de acción, posee unas cualidades en común, que les permite tener éxito en su empresa a pesar de estar viviendo en esta época de cambios:
Autoestima: Es esencial valorarse a si mismo generosamente, tener sentido de la dignidad y tenerse respeto. Creer en nosotros mismos. Poseer la capacidad de volver a empezar aunque en el pasado hayamos tenido algún fracaso, e intentar superarnos.
Visión de futuro: Marcarse un camino al que dirigirse claro y congruente. Al tomar una decisión creamos nuestra vida e influimos en los demas. Fijarnos metas, al principio a corto plazo y sin mucho riesgo, para darnos confianza y estar seguro de lograrlo y no considerar el trabajo que en ese momento realizamos como una meta final.
Propósito: Tener el propósito de ser útil. En nuestra familia, en nuestro trabajo en la sociedad. Ofrezco algo que yo sólo puedo dar por que soy único.
Compromiso: Se hacen las cosas en las que realmente se creen. Muchos estudios han demostrado que la gente que consigue sus objetivos no es que tengan talentos naturales sino compromiso con lo que hacen. La diferencia con el interes es que éste solo nos hace actuar cuando nos conviene, en cambio al comprometernos no aceptamos excusas, sólo resultados.
Contribución: Hay que dar para recibir, el éxito es la recompensa. Contribuir con nuestros dones y talentos hacia el logro de algo que marque la diferencia. La recompensa está directamente relacionada con nuestras contribuciones en todos los aspectos de la vida, sea cual sea la compensación que esperemos.
En ocasiones, no sólo no ponemos en práctica estas capacidades sino que nosotros mismos nos ponemos obstáculos para lograr el éxito, con ciertas actitudes pero esto se quedará ya para un próximo post
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Hace 6 años
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